Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


lunes, 30 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 575. Coronavirus y el infectado

En medio de la inmensidad no me atrevía casi a moverme, no sea que perdiese el agarre a la tabla. Como si fuese un náufrago en el centro del océano, asido a mi cama, en algún cuadrante de aquel inmenso hospital creado para mí y los que se “parecían “a mí, esperaba alguna señal entre tiritona y tiritona, algún barco mercante despistado que me echara un flotador blanco y rojo con el nombre escrito en él. Me puse nervioso ya que me vino a la mente, seguro que fruto de la calentura, la escena del Carpathia llegando tarde al naufragio del Titanic. Pero en seguida llegó alguien, sin el rostro reconocible, con una mascarilla verde dentífrico y unas manos azules, como las de Shrek y …todo se me pasó. El miedo desapareció al oír las palabras tranquilizadoras ………..

<< ¡Jo, abuelo, cuéntalo bien que no te entiendo!>>

domingo, 29 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 574. Coronavirus y el final


Y todo terminó. Y los que tuvieron bajas cercanas guardaron y honraron las cenizas de sus héroes y las dejaron en algún sitio fácil de ver, para nunca perder de vista el norte de la nueva brújula. Y los que por suerte no tuvieron que despedir a nadie les pidieron a los que sí, que ese sitio también se viese por ellos, así todos mirarían en la misma dirección si necesitaban recordar para decidir. Y todo el mundo olvidó lo que había sido, restó importancia a su individualidad, para convertirse en una parte imprescindible de un todo. La conciencia social se extendió y arraigó en la mayoría del material genético de la gente, y dicho gen de nueva creación ya formó parte del genoma de la nueva raza humana. Y los mares se llenaron de peces y se vaciaron de plásticos. El aire de las ciudades era tan fresco y limpio como en la mismísima cumbre del Everest. Y ningún político jamás de los jamases se le ocurrió mentir al pueblo. Y nadie viajaba a hacer turismo sexual ni barbaridades mayores. Los extremismos religiosos fueron apagándose hasta desaparecer. Las armas que portaban las fuerzas y cuerpos de seguridad de los países tenían un tono de herrumbre por no ser usadas. Y un sinfín de cambios se fueron perpetrando en los años siguientes al 2020. Y, ahora que soy muy viejo y viví todo aquello, quería contároslo mis nietecitos del alma, que nunca dudéis que este mundo es mejor que el que yo viví, salvo por los que se fueron, que los echamos mucho de menos.

Nanorrelato Nº 573. Coronavirus y la generala Fuentes


Y otro día. Y otras ojeras (no sabía que pudiese haber tantas clases). Y otras bajas (esas son todas iguales de dolorosas, no hay distingo). Y otros datos. Y más lucha. Y más combate. Y …, otra vez a prueba, a examen. Y no me acuerdo qué he comido, desayunado o cenado, o si he comido, desayunado o cenado. Y más camas disponibles donde antes se hablaba de arte, hoteles, y de las cosas más variadas, y ahora se habla de linfopenia y ¡súbele el oxígeno! Y más gente cojonuda dispuesta a luchar, a curar, a repartir alimentos, a …todo. Y más y más gente. Y se pusieron malos, y se curaron, y volvieron al frente sin dudar. Y vuelvo a analizar las gráficas con todo lo que me cuentan de sus miles de combates. Y una reunión, y otra, y otra, y otra. Y una teleconferencia, y otra, y otra, y otra. Y doy otra orden, rápida, que no hay tiempo que perder…para no perder lo más importante, valga la redundancia. Y más de todo, hasta que dobleguemos a este hijo de la gran puta. ¡Qué bien me sienta decir hijo de la gran puta! 

A la generala Fuentes

sábado, 28 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 572. Coronavirus y Madrid


Madrid, me has hecho llorar muchas veces. Cuando no encontraba un taxi a las 3 de la mañana lloviendo, cuando me tenía que tragar toda la línea 5 de golpe en el mes de julio, cuando me fui a dar una vuelta solo por el retiro al ver el suspenso de selectividad, cuando nació mi hija y no cabía por la calle de O´Donnell al ir a recogerla, cuando el Atleti hizo doblete , cuando me comía dos o tres raciones de bravas para cenar y por la noche me tragaba los Almax de tres en tres y me caían lágrimas como uvas moscatel, cuando nos pintamos todos las manos de blanco en aquel fatídico día, y ahora , por desgracia, todos los días cada vez que oigo las cifras de muertos. También me has hecho reír pero no las voy a contar, porque ahora toca zafarrancho de combate. Voy a esperar a que acabemos con el maldito Coronavirus y cuando eso ocurra, me acercaré a la plaza Mayor, mi amada plaza Mayor y ahí, en medio, sentado a los pies de la estatua de Felipe III, me reiré contigo, y lloraré, dalo por seguro. Y entonces te diré que te amo, en bajito. Hasta entonces, Madrid de mi corazón.

viernes, 27 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 571. Coronavirus y la "chiquitina"


Era muy chiquitina. Bueno, eso pensaban sus padres porque ella era muy mayor, tan grande tan grande, que se daba cuenta de todo, pero para no asustar a nadie de tanto que sabía, se hacía la tonta. Por eso, de lo grande que era, no le dejaban salir ni a jugar un poquito a la calle. Eso pensaba ella. Seguro que me tiene que dar permiso el maestro de la escuela, don Agapito, para salir un poco a la plaza, que tengo una muñeca de trapo nueva y quiero enseñársela a la hija del alcalde, que es muy envidiosa, la pobre. Pero …y si pregunto…. << ¿Puedo salir? >> No madre, usted precisamente es la que no puede salir de ninguna de las maneras. Ya saldremos a pasear como siempre dentro de poco. (Pero no se quejaba nada de nada, que nunca quiso molestar, y menos ahora de "chiquitina")

jueves, 26 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 570. Coronavirus y en casa


Venga, arriba. Venga, arriba. Le volvió a despertar la misma voz interna de todas las mañanas. Era una voz suave, melodiosa, reparadora, la misma que ella empleaba con sus dos hijos…, y a veces también con su marido, pero nunca la había oído para ella. Cafetera y tostadas para todos, menos para el enano que tiene su papilla. Lavadora, plancha..., no ya ha planchado mi media naranja confitada casera, lentejas, ordenador, se cae el pequeño, lloros, ea, ea, ea. Se cae el mayor, lloros y gritos, más ea,ea, ea. Qué estará pasando en casa de mis padres, allá lejotes…, ahora el ea, ea, ea es para mí. A jugar, a cantar, a ver cromos de fútbol, a ver la tele, lo que sea, da igual. No mamá, no da igual, dibujos. Pues dibujos. Echo de menos al pato Lucas y al gallo Claudio. ¿Qué dices, mamá? Nada, cosas mías. A la terraza, esa es la calle, nuestra calle. Mirad a los vecinos, están como nosotros, encerrados para curarnos ¡Vamos, vamos! Aplaudid y reíd. Cena, a dormir todos. Hasta mañana, chicos.
Venga arriba. Venga, arriba. Le volvió……



A mi amiga Abi, y a todas la Abis, claro.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 569. Coronavirus y otro país


Sentado en su raído sillón de su minúsculo apartamento, pero para él su maravilloso castillo, escuchó en la televisión en un canal hispano, que nunca renunció a su habla materna, a un político decir a bocajarro algo parecido a “es posible que algunas personas mayores tengan que dar su vida, pero eso es preferible que acabar con el crecimiento económico” …o algo así. Se quedó pensativo un rato para metabolizar lo que acababa de escuchar, y al poco exclamó en bajito: En el 67 me mandaron a Vietnam porque era joven, a defender mi país de acogida,a dar mi vida y demostrar que era un buen patriota, y ahora que soy viejo tengo que hacer lo mismo ...dar mi vida ¡Siempre tengo una edad incorrecta…, por lo visto!

Nanorrelato Nº 568. Coronavirus y los jubilados


Miró en derredor y solo veía libros, y ese horizonte le recordó que no había conseguido nunca descubrir la causa, el porqué, a lo largo de sus tres divorcios todos sus libros habían pasado como un testigo en una carrera de relevos. Uno detrás de otro. Ninguno se había quedado por el camino. Y ahí estaban, estáticos, mirándole mientras se ajustaba los tirantes. Pensó en uno de ellos, uno muy especial, de Cicerón, el tratado “de Senectute”, donde el magnífico orador y filósofo de la antigüedad daba un repaso a lo que realmente ocurre cuando llega la vejez, y cómo se debe de afrontar. Recordó uno de los efectos, el de que la vejez nos aparta de las actividades profesionales, de la irrelevancia laboral, y exclamó en voz alta: Cicerón, tú no conocías al coronavirus, por lo visto. Me voy al hospital…, a darle pal’pelo a ese microorganismo deleznable. ¡A ver que me mandan los jovenzuelos, hoy!

martes, 24 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 567. Coronavirus y las secretarias


Tú sabes lo crucial que eres ¿verdad?, le dijo su pareja estando los dos de espaldas en la cama, que es en esa posición cuando los matrimonios se dicen las cosas importantes. No te digo por el trabajo que tienes que hacer, toda la información que tienes que comunicar de forma eficiente, todo lo que tienes que organizar y casar, clave para ganar. No. Ese es tu quehacer diario, ahora enloquecido por la situación. Muy importante, pero no me refiero a eso. Hablo de estar, de estar ahí, delante de la puerta de tu jefe, dibujando normalidad a ojos de la Organización. Mi abuelo me contó que cuando era oficial en la guerra, tenía un secretario al que un día, por llevar los zapatos sucios, le apartó a un reservado y le dijo: tú eres tan importante como yo, si tú llevas los zapatos sucios, también los llevo yo. ¿Sabes cuál es la parte más relevante de una carta? No es el sobre, ni lo que lleva escrito, …. No. La parte más importante es el pegamento del sello. Eso es lo que realmente hace que la carta llegue a su destino. Así que no me falles y no te despegues.
Suerte mañana. Descansa.

lunes, 23 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 566. Coronavirus y lo que saben los psiquiatras.

Sabía muchas cosas, nuestra protagonista. Sabía que todo está relacionado en medicina, que lo más dispar podía convertirse en lo más igual por arte de birlibirloque; de hecho, los físicos afirman que nuestros átomos provienen de estrellas…. ¿puede existir mayor relación entre las cosas? Sabía que un virus que ataca a los pulmones, podía hacer daño a la cabecita de sus enfermos. Sabía que ese mismo virus podía matar a sus familiares más frágiles. Sabía que el enfermito que entraba en la consulta, también podía estar infectado. Sabía, por la primera impresión al ver a su paciente, si el tratamiento estaba siendo efectivo o tenía que darle otra vuelta. Sabía que sus hijos pequeños no entendían muy bien lo que estaba pasando. Sabía que se podía agotar. Sabía el ritmo de crecimiento de las raíces blancas cuando no va a la peluquería. Sabía que el estornudo que acababa de golpear el reverso de su codo, era alérgico. Pero, de pronto, el mismísimo Lacan le dio un puntapié, y la sacó de todos esos “saberes”, y le susurró al oído: “Ya sabes que la verdad tiene estructura de ficción. Adelante, di la frase mágica”

«Que pase el primero»

Y se puso a “curar”


Obra "Bipolar" (Óleo sobre lienzo) Autor: Pedro Carrasco Garijo







domingo, 22 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 565. Coronavirus y la RAE


Y un responsable de la RAE (Real Academia Española) comunicó al grupo directivo la necesidad de mantener una reunión telemática urgente. Sus compañeros no entendían la premura de la convocatoria, dada la situación, pero a la hora indicada en el mail, se conectaron por Skype:
“Estimados, tenemos que cambiar de inmediato la definición de la palabra Crisis. Hasta ahora tenemos como aceptada: Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados.
Como podéis observar, dado lo que estamos viviendo, se queda bastante corta. Creo que sería más correcta esta otra: Situación que obliga a un ser humano a rezar, siendo un ateo convencido.

Votación unánime en el cambio. Se refleja de inmediato en el acta: Hágase y sustitúyase.

Nanorrelato Nº 564. Coronavirus y su obligación.


Encerrado en su casa, su mayor problema era que se sentía inútil. Le hubiese gustado estar en primera línea ayudando, pero su empresa le mandó a casa cumpliendo a rajatabla con el estado de alarma y, por ende, lo que mejor podía hacer era no salir. Pero a pesar de cumplir con la sociedad, como individuo se sentía “un poco” desaprovechado. Y dentro de esa olla a presión que era, no su casa, sino su cabeza, una sinapsis milagrosa dio con la solución: “Escribe, escribe lo que sea para ayudar a los que están fuera. Y si son cosas graciosas, mejor
Y, después de ducharse, afeitarse y ponerse ropa limpia, que la que llevaba (ahora que no me oye nadie) apestaba, se fue hacia su nuevo puesto de trabajo y empezó a escribir. Y surgió el primero.
“Me acabo de comer un metro cúbico de macarrones. Eran integrales, eso sí, que yo no soy ningún loco”
Y así, a veces cosas graciosas y a veces cosas menos graciosas, que también son necesarias, cumplió con su obligación…, que era, por supuesto, quedarse en casa. FIN

sábado, 21 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 563. Coronavirus y ciclo formativo.


Y en el año 2021, desde los Ministerios de Educación y Formación Profesional y Universidades, se dio una orden de aplicación inmediata en el B.O.E para todas las universidades, institutos, escuelas de formación profesional, colegios públicos, concertados y privados, y en guarderías que se fuese avisando a los chiquillos, de la creación de una asignatura  que ponderaría con el 75% de la media para las pruebas de acceso a la universidad o a cualquier ciclo educativo, la cual se impartiría obligatoriamente desde los 6 años hasta el último año de cualquier formación, ya fuese de ciencias o letras, e incluso durante aquellas formaciones post-licenciaturas, como el M.I.R, Q.U.I.R., etc, que se denominó “Educación para tomarse en serio las cuarentenas”, donde todos los alumnos escribirían en cada clase, que era diaria y de dos horas de duración,  mil veces: “ No seré un sinvergüenza y no saldré de casa en las cuarentenas”.



Nanorrelato Nº 562. Coronavirus y el nieto.


Abuela, en el colegio hoy nos han contado la epidemia que hubo cuando tú y el abuelo erais jóvenes, la del coronavirus. ¿Os acordáis? - preguntó el chiquillo nada más entrar en la cocina.
Claro, cariño. ¡Cómo no nos vamos a acordar! Aunque tu abuelo y yo ya pasamos de los noventa…, pero eso nunca se olvida- le contestó su abuela.
Y tú, abuelo, ¿qué hiciste?
¿Yo? Pues te lo voy a contar. Un día, después de venir de trabajar del hospital, con más miedo que vergüenza y el miedo te hace dudar de todo, bueno a mí más que a tu abuela, me senté en una silla de esta misma cocina donde estamos ahora, y me quedé en silencio.
¿Sí? y ¿Por qué? - le interrumpió el niño con la impaciencia lógica de sus siete años.
Sí. Pero al poco me levanté y me hice un arroz a la cubana con dos huevos fritos como dos raquetas de ping-pong, un metro cúbico de arroz, el plátano frito custodiando el extremo del plato y tomate a granel, y después de tocarle el culo a tu abuela, habiéndome lavado las manos, claro, grité: ¡Coronavirus, cómeme la polla!
No hables así al niño….
Y vencimos.
¡Jo!, abuelo. Era en serio. Era una cosa del cole…..
Y en serio te he contestado.

viernes, 20 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 561. Coronavirus y el futuro


Respondiendo a tu pregunta, querido alumno, no se supo nunca con certeza el verdadero motivo, la fulminante causa que derivó en la victoria aplastante de la humanidad sobre el poderoso Covid-19 allá a principios del siglo XXI, que tantos libros, películas, series y demás, ha originado en estos casi cien años recorridos. Existen dos teorías igualmente aceptadas, una de ellas es que la cantidad de memes descojonándose de todo, los aplausos de unos a otros durante toda la duración del conflicto, el trabajo infatigable de todos sin flaquear un solo instante, y el amor extremo que salió desde lo más hondo, generó las certeras inmunoglobulinas destructoras del virus; y la otra es que el propio microorganismo, al ver esa reacción que os acabo de contar, se avergonzó y se autodestruyó. Pero insisto, las dos son consideradas correctas, y fruto de ellas deriva, como bien sabes, el protocolo ante desastres que actualmente está en vigor cuyo eje central es el respeto máximo que todos nos tenemos y el orgullo de ser seres humanos. Ahora poneros los cinturones que en breve saltaremos a la velocidad de la luz para llegar prontito a la galaxia Andrómeda donde comenzaremos nuestra excursión. Nada más llegar, nos comeremos los bocadillos.

jueves, 19 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 560. Coronavirus y mi madre


Mi madre se mató a trabajar. Trabajó de noche como telefonista, sin faltar un solo día .Trabajó de portera durante 24 por 7, como se dice ahora, sin ausentarse de su obligación, nunca. Se deslomó de sol a sol en el campo y nunca se puso mala. Atendió como tendera en un colmado que estaba lejísimos de casa y jamás llegó tarde y, por supuesto, nunca cogió una sola peseta del cajón. Se arrodilló doblándose como una tenaza limpiando portales, y jamás nadie le echó en cara que había olvidada una sola brizna de suciedad por donde ella había pasado agachada. Y me mandó a la Universidad. Y me hice bioquímico, y me hice médico, y me hice abogado, y me hice ingeniero, y me hice físico. Y, ahora, a un clic de ratón tengo desde todo el metabolismo intermediario hasta la última actualización del tratamiento de la pancreatitis del journal of digestive diseases and hepatology, pasando por la mejor ponencia sobre bioética y  los últimos trabajos sobre superconductores, para terminar con una tesis doctoral muy buena sobre la ecuación de Schrödinger. Tengo todo eso, y más. Pero para mi madre no tengo nada, salvo encerrarla en casa para que el Covid-19 no la fulmine. Lo siento, madre. Lo siento.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº559. Coronavirus antivacunas


El pánico provocó estragos en sus convicciones. Un jarro de agua muy fría y muy científica le hizo salir de su estado conspiranoico , crónico desde hacía décadas. Se dio cuenta de los errores tan grandes que había cometido; pero nadie es perfecto, pensó dándose otra oportunidad como a cualquiera. Así que después del bálsamo terapeútico que el perdón otorga, borró del ordenador todas las páginas web de antivacunas, homeopatía, y demás chorradas, y se hizo suscriptor del The Lancet y del  The New England Journal of Medicine, que para empezar ya estaba bien.
«Mirad hijos: vuestro padre no es perfecto, pero hoy mejoro un poquito: Lo que realmente está pasando  es lo que ocurre cuando una enfermedad no tiene vacuna»
«Papá: Mamá ha pasado siempre de ti y estamos perfectamente vacunados de todo; ya que te sinceras tú, nosotros también»

martes, 17 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 558. A los que están agotados


« Son incansables estos humanos. Es falso lo que nos dijo el Coronavirus-Jefe, de que iba a ser un paseo militar como en el murciélago. Van a poder con nosotros. No se rinden. Todo aquello que nos contaron de vagos, irresponsables y especie egoísta a más no poder, ¡NO ES CIERTO! Se han encerrado en sus casas, y están investigando a marchas forzadas y ¿no los has oído aplaudirse desde las ventanas? Está todo perdido…»
« No grites, que no te oigan. Eso es derrotismo y te pueden introducir sin transcriptasa reversa dentro de un T-Killer»

Dedicado a todos los que están agotados.

lunes, 16 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 557: Coronavirus : gastos.


Y el mayor porcentaje de gasto durante la crisis del coronavirus, una vez que pasó, estadísticos, economistas y demás entendidos concluyeron, muy sorprendidos, que  fue en avisar una y otra vez, una y otra vez, y una y otra vez, a una parte de la población que no se podía salir de casa. Como lo oyen, la resistencia de ese subgrupo de subnormales totalmente refractarios a los consejos, se llevó el mayor porcentaje de la exigua riqueza del país. Llegó a tal extremo,  que los telediarios, programas de radio, etc, no daban noticias, solo repetían la frase:”No salir de casa, por favor”. Así que, el gobierno preparó una nueva partida económica para de aquí en adelante incluirla en los Presupuestos Generales del Estado: Partida 01/2021 “Necesidades económicas para los hijosdeputa en caso de crisis sanitaria”

domingo, 15 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 556. Coronavirus: game over

Y la gente salió a sus ventanas a aplaudir, y a gritar, y a besarse y abrazarse en la distancia, y a dar ánimos a tantos que se la estaban jugando. Y todo ese ruido de aplausos, cacerolas y gargantas encendidas llegó hasta el espacio microscópico y golpeó las cápsides de los virus, y se enteraron, y se miraron acojonados unos a otros….y uno de ellos, el más inteligente, dijo: esto es el principio del fin. 

sábado, 14 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 555. Coronavirus, maestro de escuela.


Las órdenes de aislamiento fueron, dada la extrema gravedad, cumplidas a nivel planetario. Todo el mundo, sin excepción, hasta los más insolidarios que miraban de reojo la torre de papel higiénico cada vez que llegaban al domicilio después de la escapada a la casa de la playa, acabaron por aceptar que ellos no eran los más importantes, y que si el vecino no se podía limpiar los mocos correctamente, tarde o temprano, acabarían por infectarlos. Así que la lógica aplastante de la ciencia de la salud pública ocupó, de verdad, su sitio preponderante.  Durante el aislamiento, la mayoría de las personas se dieron cuenta de cuanto querían y necesitaban a otras personas y, al terminar, cuando el gobierno global que representaba a todas las naciones del mundo anunció que la batalla había sido ganada, todos, absolutamente todos, observaron que ya no eran los mismos, que eran por primera vez seres humanos humanos….. y esa es la explicación, queridos niños, de que en este año de 2067, nuestra especie se denomine “homo sapiens sapiens” y que no haya hambre, ni guerras, y hayamos conseguido parar el cambio climático. Repasad la historia completa que el lunes os la preguntaré. Buen fin de semana a todos. 

miércoles, 11 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 554. Coronavirus mediático


Dicen que de una sesión de trabajo entre el artista Andy Warhol y el fotógrafo Nat Finkelstein eclosionó la frase : “En el futuro, todos serán famosos mundialmente por 15 minutos”. Independientemente de que pueda ser considerada como una certeza, cosa que es imposible dada la elevadísima cantidad de sujetos que contiene ese “Todo”, sí que podemos hacer una aproximación estadísticamente aceptable sustituyendo dicho vocablo por “Muchos”. Bien, una vez definido el universo del que les vengo a escribir, voy a centrarme en la verdadera motivación de este escrito, que no es otra que la epidemia de coronavirus a la que nuestro.., iba a decir país pero sería más correcto planeta, está sufriendo. Creo que no es tiempo de opiniones negativas y destructivas por parte de médicos, sobre todo de situaciones pasadas fáciles de corregir una vez visto el resultado, claro. Es el momento de las fórmulas matemáticas, gráficas, decisiones importantes y, sobre todo, tranquilidad, y para ello es necesario, ¡qué digo, imprescindible!, que la población crea en los poderes públicos. Desde aquí , quería pediros que, por favor, dejéis a la gente en paz, que bastante tienen ya con sus colegios y guarderías cerradas y demás medidas extremas que el gobierno ha tenido que realizar con el objetivo de aplastar a este virus. En resumen: Cuando Warhol dijo esa frase, seguro que se habría mantenido callado en medio de una epidemia, y, quizá, habría pintado otro bote de sopa de tomate sustituyendo Campbells por  lealtad.  Pues eso, tomaros un plato de esa sopa de la marca lealtad y esperad a que pase, para que una vez que todo haya vuelto a la normalidad,  poder echar los papeles para cualquier programa de artistas emergentes que están disponibles y quizá consigáis vuestros amados 15 minutos de fama. Suerte.

lunes, 9 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 553. Coronavirus


« Como vuestro superior infectivo, creo que deberíamos bajar un poco la acometida. Va a ser lo mejor.»
« ¡Pero qué dices jefe, si vamos de miedo! Los tenemos casi contra las cuerdas.»
«No, no es por eso. Es porque deberíamos dar un respiro a Fernando Simón. Está siendo un adversario magnífico, y si seguimos así lo vamos a matar de sueño.»
«Ahí lleva usted razón, pero lo que no se entiende es que sólo salga él a .......»
«Creo que es porque tiene plaza en propiedad, y los de alrededor son eventuales y ya sabes que no es lo mismo, o ¿entrarías tú tan chulo en la célula si no tuvieses asegurada la transcriptasa reversa? ¿Ya no os acordáis cuando no teníais nada seguro en el pangolín? ¡Qué pronto os olvidáis de todo!»
«Visto así, comandante….»

domingo, 1 de marzo de 2020

Nanorrelato Nº 552. Big data sanitario


Se llegó a un nivel predictivo cuasiperfecto; se sabía con suficiente antelación cualquier disfunción del cuerpo humano, con lo que la solución a la enfermedad llegaba antes de que esta fuera una realidad. Todo ello fue gracias a la tercera generación de big data e Inteligencia artificial, cuyos creadores, un chico y una chica de apenas treinta años, fueron premiados con sendos premios Nobel; personas muy inteligentes e inestables emocionalmente, como corresponde a la inteligencia extrema, que justo antes de decidir ambos quitarse la vida, el algoritmo que controlaba los receptores de neurotransmisores dio la voz de alarma y se evitó lo peor. Valga como ejemplo para el resto de enfermedades. Así que todo el mundo vivía muy seguro. Pero claro, a veces a alguien le caía una maceta y otro se distraía cruzando la calle, y eso no era controlable. Por tanto, la gente empezó a sentir miedo a vivir, en el sentido de salir, viajar, etc, y se encerraron en sus casas. Pero los que trabajaban en las empresas que repartían comida a domicilio, también sintieron ese miedo en su caso por montar en moto, con lo que dejaron de trabajar. Y en treinta días, aproximadamente, toda la humanidad murió de inanición, entre miles de pitidos de alarma de sus algoritmos predictivos. FIN