Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


jueves, 30 de octubre de 2014

Nanorrelato nº 275. Desesperada

Érase un hombre desesperado que, desesperadamente, quería dejar su estado. Lo intentaba un día y otro, desde siempre, bueno, hasta donde la desesperación le permitía recordar. Un buen día, por una casualidad de estas que la vida te oferta como sin darle importancia, se miró en un espejo concreto. Fue una imagen fugaz, tan rápida que no le dio tiempo al espejo prácticamente a devolver lo que le entregaba. Y se vio. Y vio su desesperación…en forma de mujer. Y se tranquilizó para siempre. Érase una mujer desesperadamente tranquila que…. 

lunes, 27 de octubre de 2014

Nanorrelato nº 274. Ten paciencia

El chirrido desgarrador del somier la despertó injustamente, ya que lo primero que sintió fue el hedor de la soledad. Sabía, más o menos, los días que llevaba postrada en aquella prototumba, numeral sin importancia en medio del desmayo, de la somnolencia. El color negro de la orina contrastaba con el blanco de la memoria: empezaba a dejar de recordar <<NO, no debo morir, no me lo puedo permitir>> le gritó su abnegación en primera persona, para hacer más fuerte el mensaje. Y… entre todos: lo consiguieron. Y entregó en forma de plasma toda su vida, todas sus creencias y dudas. Todo. Bien hecho. Como dice el famoso poema de Whitman: ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!


A la Hermana Paciencia

viernes, 24 de octubre de 2014

Nanorrelato nº 273. Muy moderno

            Érase un hombre antiguo que se enamoró de una mujer moderna. Así que, a nuestro protagonista, no le quedó más remedio que hacerse una cuenta en Twitter, un perfil en Facebook  y, por supuesto, conectarse al todopoderoso WhatsApp. Llevaba apuntado en una libreta, que escondía de su amada por ser un signo claro de obsolescencia, qué tenía que decir y por donde, ya que confundía constantemente los distintos canales de comunicación y, datos privados, secretos entre enamorados, eran volcados a la pública red, con la consiguiente regañina de ella. Pero a pesar de la disciplina impuesta por los apuntes del cuaderno, cada cierto tiempo volvía a cometer errores de privacidad, aumentando el mal rollo entre ellos. Hasta que un día, su moderna amante, sospechando que algo raro ocurría, buscó y le encontró el cuaderno que, de inmediato, lo tiró a la basura. Y, curiosamente, desde aquel momento, nuestro vetusto enamorado, no volvió a cometer ningún error.
            Érase una mujer moderna que estaba locamente enamorada de un hombre modernísimo…., para siempre. Colorín, colorado (# FF0000, en moderno).

miércoles, 15 de octubre de 2014

Nanorrelato nº 272. La puerta

Érase una época lejana, muy lejana en la que una mujer fue elegida para hacer el trabajo de un hombre, excepcional en el tiempo al que me estoy refiriendo. Y se puso al frente de todo y mandó y mandó hasta que la puerta se cayó. Y los hombres se dieron cuenta de que había mujeres que lo hacían igual o mejor que ellos. Bueno, digamos igual…salvo aquella mujer que lo hizo mejor, eso sí. Y lo dejó todo escrito para que en venideras ocasiones diese igual el género del jefe, y sólo se ocupasen de soplar y derribar “la puerta”. Ya he dicho que era excepcional… aquella mujer.