Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


lunes, 23 de mayo de 2022

Nanorrelato Nº 655. ¡Qué cosas tienes!

«Tenga cuidado: consumir demasiada carne procesada puede ser perjudicial», le dijo desde su coche al conductor del autobús que llevaba un enorme cartel publicitario sobre fiambre. « Oiga, creo que ya está todo dicho sobre el alcohol», le espetó a un peatón que cruzaba por un paso de cebra con una bolsa que llevaba impresa una conocida marca de ron. « Cuidado con los esfuerzos. Siempre es bueno hacerse un pequeño chequeo» le gritó a una chica que llevaba en su camiseta publicidad de una conocida marca de zapatillas deportiva.

Una cosa, le dijo su mujer desde el asiento de al lado, ¿se puede saber por qué le dices eso a la gente? Si no les importa…

¡Cómo no les va a importar! Mujer, qué cosas tienes. ¿Cómo alguien va a hacer publicidad, va a favorecer, va a mostrar algo en lo que no cree? Eso sería inmoral, de una irresponsabilidad social sin precedentes, como votar a un corrupto de forma automática, sin pensar, vamos ¡Esas cosas no ocurren!


viernes, 13 de mayo de 2022

Nanorrelato Nº 654. Hacia delante.

El tema de hoy, queridos alumnos, es de especial relevancia, por eso se estudia aparte en un seminario exclusivo dada la importancia que implicó en su día, y como futuros abogados os será muy útil, ya que con esta excepcionalidad lo recordaréis siempre. Hoy vamos a estudiar el salto enorme en derechos que se produjo en los años 20 del siglo pasado en nuestro país, en concreto en el año 2022, cuando se equiparó, a todos los efectos, la dismenorrea en las mujeres con el 37.3 ºC de fiebre en los hombres.

domingo, 8 de mayo de 2022

Nanorrelato Nº 653. Ese color verde..

Era muy jodido ser juez; serlo en todas las caras del poliedro que implica su profesión. Las amenazas eran muy grandes, aunque realmente no eran amenazas, sino datos reales de que si iba ‘por ahí’ ese puesto que con el que había soñado se disolvería como un azucarillo. Él era humano, con todo lo que eso conlleva, como por ejemplo pensar de pronto «¡A la mierda, si nadie me lo va a agradecer!» Pero en seguida le venía a su estudiada cabeza el color verde que le recordaba cuando estudiaba al calor de un infiernillo, ese color verde del estropajo ajado de su madre con el que nunca flaqueó y tenía todo como los chorros del oro. Y con ese recuerdo firmó lo que sentenció a la par que el azucarillo desaparecía en una de sus cultivadas, y llenas de leyes, circunvoluciones.