Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Nanorrelato nº 165. Bipartición

Érase una vez una bacteria muy buena. Digo buena porque no quería hacer daño a ninguna célula, aunque pudiese de sobra. Todas sus compañeras de cepa se reían vehementemente mientras colonizaban y atacaban sin piedad  sus objetivos, mientras que ella no lo hacía. Nuestra amiga simplemente se dividía, y su bondad era repartida entre sus dos hijas recién nacidas, las cuales seguían siendo objeto de mofa. Pero curiosamente, las risas sólo estaban dirigidas a una de ellas, ya que la otra bacteria resultante de la división dejaba rápidamente de ser buena y se convertía en mala; vamos, en normal, como el resto. Así que, por ahora (hasta el término de este nanorrelato), siempre quedaba una buena.
 — ¡No está todo perdido, chicas!— se decían unas a otras, las células supervivientes.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Nanorrelato nº 164. Más triste que contenta

Lo había visto muchas veces. Sí, en la televisión, algún que otro sábado medio dormida. Pero sólo cuando se aproximaba el día…alcanzaba a ver el verdadero significado de ese gesto de la madre cuando sabe que su polluelo ya está listo para volar. Esa expresión resultante de la amalgama entre la alegría infinita por la sabiduría transmitida, y la tristeza ilimitada por el resultado alcanzado, por el inevitable final. Ese mismo semblante que mañana tendría al despedir a sus alumnos, ya un añito mayores. Cómo todos los años, más triste que contenta.

Dedicado a tod@s los maestros y maestras.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nanorrelato nº 163. Para siempre

Antes sólo era un espacio, un lugar normal y corriente, un sitio donde poder sentarse, leer, dormir, llorar, reír…, y tantas y tantas cosas que, sin pensar mucho, se pueden realizar en una dimensión como a la que me estoy refiriendo. Pero un día, concretamente una tarde, dicho volumen fue ocupado por alguien, una personita que, de todas las cosas que acabo de relatar, hizo la que era más importante para ella: jugar. Y aquel lugar evolucionó instantáneamente a la categoría de feliz. Y…, para siempre.
Cuadro realizado por el pintor Andrés Calderón Sánchez

viernes, 11 de noviembre de 2011

Nanorrelato nº 162. Jamás

A diferencia de sus anteriores reencarnaciones, ésta, de la que estamos hablando, le marcó más. Tanta fue su importancia que, a pesar de la imposibilidad divina en la existencia de la más mínima contaminación entre las distintas vidas, arrastró en todas las siguientes cierta parte indestructible. Sí, jamás pudo olvidar, nunca, ni siendo aquel capitán de barco, aquel carpintero bonachón, aquella lombriz lozana, aquella grulla comedora de lombrices, aquel preso de conciencia, aquel feliz cocinero…, jamás pudo olvidar el dolor sufrido durante el maltrato vivido en aquel nefasto matrimonio. Jamás pudo deshacerse totalmente de las humillaciones, los golpes, las hirientes lágrimas tanto de ella como de su hijo, amarrado a su pierna, al palo mayor, rezando en bajito que pasara pronto la tempestad. JAMÁS.
Cuadro realizado por el pintor Andrés Calderón Sánchez