Aunque las primeras predicciones de los seres humanos que vivieron
la epidemia del Covid-19, apuntaban a una reflexión
profunda sobre los errores cometidos en el macroproceso denominado
Globalización, no fue así. Una vez superada aquella pandemia, se siguieron
cometiendo incluso con más ahínco los mismos fallos. Por ese motivo
vino la siguiente oleada de otro virus. Tampoco se aprendió de ella y, dada la
obstinación, vinieron muchas más para ya quedarse definitivamente. Desde hace
unos trescientos años, por tanto, la humanidad no ha dejado de cubrirse la cara
con mascarillas, de tal forma que viendo que dicho elemento de protección iba a
ser necesario desde que se alcanza cierta edad, al igual que los implantes
dentales se hicieron allá por el siglo XXI una práctica habitual para alargar
el beneficio que provoca poseer una dentadura firme y duradera, se practicó la
misma idea con mascarillas implantadas. Y esa es la razón por la que, desde que
se puso en práctica la técnica que les acabo de mencionar, se abarataron tanto
los implantes, ya que su única función era preparar a los alimentos para su
correcta deglución, porque el aspecto de dichos elementos daba exactamente
igual al estar siempre tapados por la mascarilla exactamente igual de
implantada con una técnica que es el núcleo, alumnos de cuarto de Odontología-Mascarillología,
de esta necesaria asignatura que vamos a comenzar en este curso de 2327/2328.
Es bueno siempre un poco de historia para centrarnos en materia.
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