Y el Covid-19 hizo su
siguiente movimiento: invertir en bolsa. Y ganó, ganó varias veces seguidas, lo
que en ese mundo se denomina “un chicharro”. Y concomitantemente a ese éxito, y
por ende aumento de dinero en su poder,
subió su imagen, y ya no se le veía tan malo, sino que aparecieron
voces, sobre todo de los periódicos en los que invirtió ingentes cantidades de
dinero, periodistas totalmente independientes (demostrado) que dijeron de él
que era un buen tipo, “Duro pero justo”, creo que se llegó a poner en algún
titular. Y después vino el premio literario Covid-19, el más prestigioso de la
literatura española que ganaban los mejores, los que sus letras eran las más
valientes, claro. También se creó un
galardón científico llamado, como no puede ser de otra forma, “I+D+i Covid, sí
sí sí” donde ganaban aquellos que su ciencia combatía las enfermedades más
terribles, siempre en defensa de la salud. Y los que en su día lucharon en las
UCIs, vieron como borraban todo rastro en internet, eso que se llama derecho al olvido, para evitarles
problemas….” ¡Qué necesidad de señalarse!”, les justificaron desde el poder
político a través de los distintos boletines oficiales, mientras veían
indefensos como desaparecían de la pantalla del móvil, como azucarillos en el
café, artículos y entrevistas. Y el mundo siguió dando vueltas alrededor del
Sol, las vacaciones en agosto, las olimpiadas cada cuatro años, y como decía
uno de los pensadores más influyentes de la época: somos un poco mejores.
Un trocito de....
"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner
martes, 18 de agosto de 2020
Nanorrelato Nº 616. Coronavirus y poderoso caballero.....
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