Otra vez al suelo: resbalón y golpetazo.
De nuevo ese dolor agudo, desagradable a más no poder de las piedritas clavadas
en las rodillas y en las palmas de las manos, y repartido por el resto del
organismo, a partes iguales, como con espíritu navideño, vamos. Y luego ese
frío horroroso que llega tras la caída, que te deja claro lo que creías que ya no
existía << ¡Ja!>>. Y…, a levantarse. Después, a intentar olvidar,
es decir, a esperar.
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Acrílico y pintura industrial sobre lienzo (91 x 66) |
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