Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


miércoles, 29 de abril de 2015

Nanorrelato nº 405. Olimpiada

El mar golpeaba suavemente sus tobillos y duramente su corazón. El paseo, que supuestamente iba a ser terapéutico, se convirtió en un vía crucis irresistible. En cada paso, la sensación de caricia marina sobre su piel contrastaba con el puñetazo que los recuerdos atizaban a su miocardio. De pronto, el mar se retiró de golpe y una enorme ola surgió en el horizonte: un tsunami. Cogió a un chiquillo en volandas, que andaba haciendo un castillo de arena, y como si fuese un atleta cuyo corazón estuviese especialmente entrenado para el ejercicio más extremo corrió y corrió evitando que la ola asesina los alcanzase. << ¡De algo nos ha servido mi entrenamiento, chavalín!>>
Óleo sobre lienzo (65 x 43)

3 comentarios:

  1. Si, el mar es traicionero, no avisa, sólo nos deja sentir toda su fuerza y aspereza...

    Saludos desde Caracas

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  2. Y de repente todo el dolor se convierte en heroísmo.
    Me gustó el mensaje.

    Pregunta, ¿cuando dices que le atizaban el miocardio quieres decir que le traspasaban el pericardio sin llegarle al endocardio? ;)
    Un abrazo, Pedro.

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    Respuestas
    1. Más o menos. A los recuerdos no le iban bien la válvulas!!! Atizaba en el músculo directamente jajajjaj. Un abrazo Humberto y gracias.

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