Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


martes, 29 de octubre de 2019

Nanorrelato Nº 549. Refulgir


Ya hacía casi cuarenta años que había llegado al planeta. Si ser inmigrante en la Tierra es complicado, fuera de ella era aún más oneroso. Los habitantes de los distintos planetas que albergaban vida veían muy mal que alguien dejase su mundo de origen para irse a otro, como una forma de egoísmo o chulería interespacial absolutamente censurada. En esto todos coincidían, independientemente que respiraran hidrógeno u oxígeno, midiesen tres metros de altura o apenas un centímetro. Cuando él salió en su cohete, que lo construyó imaginándose la nave protagonista de la novela “Crónicas Marcianas” para entrar con buen pie, ya que él pensaba que ese libro le tendría que gustar a todo habitante del Universo, tenía mucha confianza. Sabía o intuía que no iba a ser un camino de rosas, pero la ilusión de empezar una vida que fuese mejorando, con esfuerzo eso sí, le empujó a cruzar el espacio sideral. Ahora, en plena madurez sigue trabajando en el mismo puesto “de mierda”, y entrecomillo mierda porque en ese planeta el metano es muy valorado para que quede claro que es en idioma de la Tierra, y jamás le han dado una oportunidad de mejorar, negando siempre la mayor. Nada era suficiente para los habitantes de ese planeta: que hubiese estudiado como el que más, esforzado como ninguno, y ser el habitante más honrado que jamás hubiesen visto. Nada. Seguía con la misma librea metálica que le entregaron hace ya casi cuatro décadas. Pero nuestro protagonista no se rinde, y todos los días saca brillo al metal que le cubre y en cada movimiento el refulgir es visto desde grandes distancias. Eso es quizá lo que no soportan, que brilló desde el primer día. Al final…, los planetas no son muy distintos, creo yo.

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