Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


domingo, 13 de octubre de 2019

Nanorrelato Nº 548. La almendra garrapiñada


No voy a intentar buscar una explicación a cómo he acabado transmutado en una rata; voy a ser como Tim Robbins en la película “Cadena Perpetua”, ya no soy aquel banquero, soy este preso y como tal voy a vivir. Por ende, voy a ir afirmando mi nueva situación y, de momento, sólo estoy seguro de dos cosas: que tengo los ojos de color rojo como cualquier rata de laboratorio, y que el investigador que me tiene a su cargo sabe perfectamente que no soy una rata, porque sólo a mí me ofrece almendras garrapiñadas y me mira con ojos de pena, como disculpándose por “no poder hacer nada”. Que se meta por el culo su falsa piedad que no es más que la otra cara de su cobardía, y que me deje en paz, le digo en idioma ratuno cada vez que se acerca a la jaula mientras desprecio su regalo yéndome al comedero a por la bazofia que ponen todos los días. Es muy probable que las demás ratas también hayan sido humanas como yo, pero se han dejado llevar por algún deleznable sentimiento y van como locas a por la almendra garrapiñada que yo siempre abandono. Y este es, en el fondo, lo peor de mi cadena perpetua: estar rodeado de cobardes y lameculos agradecidos en esta dimensión en la que habito recientemente.

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