Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


martes, 21 de mayo de 2019

Nanorrelato Nº 542. El jardín delirante


No le fue bien la vida. No importan las razones; además llegar a una respuesta exacta en asuntos tan etéreos es absurdo, como lo son también las matemáticas a veces, he de añadir. El caso es que acabó viviendo en el jardín, ya que el juez, ante su situación tan lamentable, se apiadó de él y le dio una moratoria de un año. Eso sí, sin entrar en la casa, que ahí estaban su ya exmujer, sus hijos que lo consideraban como a una especie filósofo inútil y, por supuesto, la vigilancia Orwelliana de su abogado. Pero…, no se vino abajo, y como el protagonista de “Cadena perpetua” se puso a trabajar en su nuevo entorno. Empezó a estudiar la colocación de los geranios respecto al grosor del césped relacionándolo con el tiempo de parada de las abejas en las margaritas, y llegó a un algoritmo que publicó en The Lancet, ¡ni más ni menos! Los resultados y las conclusiones fueron aprovechados por las empresas que se dedicaban al turismo de naturaleza para estudiar cual era la mejor disposición de las plantas, árboles y demás flora respecto a lo que el subconsciente de la gente demandaba en sus merecidas vacaciones y jubilaciones. Y fue un éxito. Claro, la moratoria de nuestro protagonista se acabó, y los derechos de dicho algoritmo pasaron a su exmujer y, digamos, exhijos, que seguían considerándolo un filósofo inútil. Bueno, el juez le dio otra moratoria y decretó que trabajara otro año de becario, eso sí, en una de esas empresas turísticas creadas exprofeso por los magníficos resultados de su ecuación. No sé más, ya que todavía no ha pasado el año.

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