Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


domingo, 16 de enero de 2011

Nanorrelato nº 15. El precio de la inmortalidad


Su pregunta favorita, su duda preferida había sido siempre, de siempre mejor dicho: cómo sería ser inmortal. Y con ello, que haría al serlo, que diría, que sentiría, a quien hablaría, de quien se fiaría y…cuanto costaría. La duda existencial formaba parte del barro como sustituta de la autoestima, de la cual carecía por completo. Él no lo sabía, él no conocía la causa, él no tenía ni idea del motivo por el que todas las mañanas, nada más levantarse, su primer pensamiento gravitaba en relación a la inmortalidad. No tenía ni la más remota idea de que esa pequeñez asumida desde siempre era la verdadera causante, el útero donde se gestó la duda. Pero tanto lo deseó, que un día en el metro, algo le quemó la espalda. Giró la cabeza y allí estaba ella, mirándole. Ella, al instante siguiente, se levantó y se bajó en su parada. Desapareció, se difuminó en la profundidad del andén, continuó con su vida. Él, en los segundos siguientes, sintió la velocidad irracional de la inmortalidad. Tanto tiempo esperando y…por fin era inmortal. Ella se lo había otorgado. No fue capaz de levantarse de su asiento. Ya no tenía sentido bajarse en su parada ya que todo desaparecería algún día y él seguiría exactamente igual. Y… supo el precio: nunca volvería a verla. Nunca sería feliz. Para toda la eternidad. Nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario