Iba moviéndose entre los que supuestamente eran de su misma especie, pero se sentía un marciano. Como un ser raro observaba los ademanes, oía parte de las conversaciones y miraba a sus caras directamente, con el objetivo de encontrar algo que justificase, algún nexo de unión entre él y el resto de sus congéneres. Día tras día salía a “pescar” muy temprano esa fórmula magistral que le diera la razón, mejor dicho, que se la quitase, y así poder ser uno más: feliz, normal, tranquilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario