Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


martes, 29 de diciembre de 2020

Nanorrelato Nº 634. A dos horas de avión

Todos los dioses del Olimpo estaban muy preocupados desde hacía algún tiempo. Sentados, cabizbajos, viendo como su jefe, Zeus, daba vueltas y saltos de forma compulsiva. Jamás le habían visto así. Era como si él hubiese perdido la paciencia, algo del todo imposible dada su posición y currículo.
<<Dos horas, dos horas. La distancia…>> exclamaba de forma compulsiva mientras realizaba las extrañas piruetas.
<<No me miréis así ¿No lo entendéis? Pues…, mirad hacia abajo: aquellos dos chiquillos que desde aquí parecen juntos: uno está llorando porque se le ha roto su iphone, y el otro porque su nuevo hermanito ha muerto de hambre, igual que el anterior y el anterior y el anterior…. ¿Comprendéis? Me equivoqué, pensaba que estaban juntos…, y están a dos horas de avión. No le di importancia a ese espacio. No supe verlo desde aquí arriba. Me equivoqué.


domingo, 27 de diciembre de 2020

Nanorrelato Nº 633. La foto

Nada más verla, casi un instante antes exagerando la emoción, cayó de rodillas; en esa posición el éter invisible de la humanidad le arropó y dos lágrimas dulces corrieron deprisa ambas mejillas como si dos esquiadores compitieran en el día de año nuevo. Puso en práctica, como le había enseñado su nieta, descargarla en el portátil y enviarla a la impresora. Hizo todas las copias posibles que le permitió el montoncillo de papel que esperaba su llamada en la bandeja y salió con la foto impresa a toda velocidad. Empezó a llamar a las puertas de sus vecinos que al abrirle les entregaba una y les decía a la par “¡Toma tú regalo! “A los que no le entendían, la cara de sorpresa desaparecía inmediatamente cuando se bajaba un poco el cuello de la camiseta interior y enseñaba la huella de la traqueotomía por la que le metieron el aire de la vida; algunos le abrazaban y otros incluso le enseñaban la misma cicatriz como en esas películas donde los supervivientes del holocausto se muestran los números grabados en el antebrazo; y ante esa imagen sobran las palabras, por eso nadie le dijo nada en su mágico recorrido con su imaginario trineo, o camello….



viernes, 11 de diciembre de 2020

Nanorrelato Nº 632. Humans first!

Ahora que la globalización está extendida y asumida por los seres humanos como una consecuencia inevitable del progreso, hay que hacer lo que hay que hacer: tener claro que lo primero somos los humanos, “Humans first”, como reza nuestro lema. Entonces, ya que todo está en formato digital y han desaparecido aquellos soportes antiguos, como el papel, que impedían o dificultaban el A.C.D, es decir, la libertad de actualización, cambio y desaparición, que es el DNA de nuestra nueva era, vamos a eliminar aquellos archivos que supongan un malestar en la raza humana y en su felicidad, por ende. Empecemos…

Archivo 101B. Este archivo, según el resumen, habla de un ser humano venido a menos, que no se le ocurre otra cosa que montarse en un caballo famélico y ponerse a recorrer un sitio que se llama La Mancha, que además ni se acuerda con exactitud de dónde. Resolución: “Delete file”. Induce a la depresión y a la locura y eso no está en consonancia con “Humans first”.

Archivo 102B. Este archivo es el colmo también. Un adolescente que le echan de muchos colegios, que ya sólo el nombre del archivo tiraba para atrás, creo recordar, “El guardián entre” …. no sé qué cereal, donde ya se ve claramente el poco respeto por la palabra “guardián”. Como el anterior, “Delete file”

 

Se levanta la sesión, queridos colegas.


jueves, 10 de diciembre de 2020

Nanorrelato Nº 631. Los Gestores

Y la civilización, tal y como la conocíamos a principios del siglo XXI, se transformó para mal y desapareció en muy poco tiempo. La causa de dicha extinción no vino, como seguramente el amable lector habrá adelantado, de las malvadas máquinas que adquirieron conciencia como aseguraban muchos libros y películas de ciencia ficción, ni de una terrible y definitiva epidemia como auguraban algunos científicos pesimistas, ni de la guerra termonuclear tan manida en infinidad de textos. No; vino del propio ser humano que, sin darse apenas cuenta, hizo implosionar su propia existencia. ¿Cómo? Pues muy sencillo: todo el mundo dejó de ser útil. Cada vez existían más “Gestores”, que no eran otra cosa que un eufemismo de “No tengo ni puta idea de nada”. Según se iba acercando la inevitable extinción  el número de Gestores fue in crescendo, creando cada vez más Gestores contra la extinción, Gestores de los gestores contra la extinción, y Gestores de los gestores de los gestores contra la extinción. Ni al final, ni en el último instante ese que dicen que toda tu vida pasa en un segundo, fueron conscientes de la verdadera causa de su aniquilación, y el último Gestor murió dejando a medias el nombramiento de un Gestor del gestor del gestor del gestor contra la extinción. FIN.