Era muy chiquitina.
Bueno, eso pensaban sus padres porque ella era muy mayor, tan grande tan grande,
que se daba cuenta de todo, pero para no asustar a nadie de tanto que sabía, se
hacía la tonta. Por eso, de lo grande que era, no le dejaban salir ni a jugar
un poquito a la calle. Eso pensaba ella. Seguro que me tiene que dar permiso el
maestro de la escuela, don Agapito, para salir un poco a la plaza, que tengo una
muñeca de trapo nueva y quiero enseñársela a la hija del alcalde, que es muy
envidiosa, la pobre. Pero …y si pregunto…. << ¿Puedo salir? >> No
madre, usted precisamente es la que no puede salir de ninguna de las maneras. Ya saldremos a pasear como siempre dentro de poco. (Pero
no se quejaba nada de nada, que nunca quiso molestar, y menos ahora de "chiquitina")
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