Abuela, en el colegio hoy
nos han contado la epidemia que hubo cuando tú y el abuelo erais jóvenes, la
del coronavirus. ¿Os acordáis? - preguntó el chiquillo nada más entrar en la
cocina.
Claro, cariño. ¡Cómo no
nos vamos a acordar! Aunque tu abuelo y yo ya pasamos de los noventa…, pero eso
nunca se olvida- le contestó su abuela.
Y tú, abuelo, ¿qué
hiciste?
¿Yo? Pues te lo voy a
contar. Un día, después de venir de trabajar del hospital, con más miedo que
vergüenza y el miedo te hace dudar de todo, bueno a mí más que a tu abuela, me
senté en una silla de esta misma cocina donde estamos ahora, y me quedé en
silencio.
¿Sí? y ¿Por qué? - le
interrumpió el niño con la impaciencia lógica de sus siete años.
Sí. Pero al poco me
levanté y me hice un arroz a la cubana con dos huevos fritos como dos
raquetas de ping-pong, un metro cúbico de arroz, el plátano frito custodiando
el extremo del plato y tomate a granel, y después de tocarle el culo a tu
abuela, habiéndome lavado las manos, claro, grité: ¡Coronavirus, cómeme la
polla!
No hables así al niño….
Y vencimos.
¡Jo!, abuelo. Era en
serio. Era una cosa del cole…..
Y en serio te he contestado.
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