Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Nanorrelato Nº 439. ¡Ojo con el lenguaje!

Durante mucho tiempo aguantó incólume ante los chorros de pus que el mal le enviaba como olas en galerna. Se fiaba muchísimo de su nariz, de hecho era su arma preferida, y en cuanto creía que el espeso y fétido líquido había descendido por debajo de su boca, decía tranquila: ¡No! Pero…nadie es perfecto, y una madrugada fue abatida. Inicialmente se desesperó << ¡Tanta lucha para qué!>>, y en una reacción humana...muy humana, se tapó los ojos con las dos manos como haría una chiquilla ante “lo malo”. Pero como nada, nada, nada es perfecto, tampoco lo eran sus dedos, y entre dos de ellos observó un montón de ojos que la miraban fijamente y en silencio la decían: ¡Vamos, levántate! Y se incorporó. Y volvió a la liza. Así es la vida: malos contra buenos. No al revés (¡Ojo con el lenguaje!).  

martes, 11 de octubre de 2016

Nanorrelato Nº438. El parduzco gusanito

El parduzco gusanito, que odiaba profundamente  llamar la atención, estaba muy harto. Si entraba en una manzana que “qué asco”, y si no “vaya repugnancia de bicho hay en esa hoja”. No sabía a qué atenerse. Tenía que sortear día sí y día también con las humaredas azuladas de veneno que… <<Pero bueno…estos humanos ¿qué quieren que haga, por favor? Y encima, tengo que soportar que me digan Animal invertebrado sin valor taxonómico con un cerebro simple ¡Y vosotros vais al terapeuta porque no encontráis vuestro sitio en la vida!  Iros a la mierda, enclenques vertebrados de complejo cerebro >>

jueves, 29 de septiembre de 2016

Nanorrelato Nº437. Marido pesadilla

El oponente de la otra empresa la miraba fijamente mientras vomitaba frases intentando destruir sus argumentos con axiomas ideológicos totalmente falsos: lo que se escondía detrás de ese léxico fácil era dinero, mucho dinero. Muchísimo. Nada de ideología ni cosa que se le parezca. Ella lo sabía, llevaba mucho tiempo en estas lides y no se dejaba seducir por una “manzana”, por muy buen aspecto que tuviese…la serpiente. Sus compañeros de trabajo, sentados al lado, en la enorme mesa de reuniones cuyos brillos parecían ajenos a lo que allí se estaba diciendo, la apoyaban con frases de aplomo y movimientos de cabeza de asenso, que lo que decían realmente era: a ver si te estrellas y te cesan…lista. Ella también lo sabía, traducía magníficamente en varios idiomas, idiomas amigos y enemigos, lo que se llama bilingüe vamos. Y mientras aguantaba el embate de unos y los puñales de otros interpretando su papel como si estuviese estudiando al mismísimo Beltor Brecht, a punto de desplomarse sonó un wasab:
<<Ya no me quieres. Es evidente. Llevas tres horas sin decirme nada. Esto es el final>>
Después de sonreír casi imperceptiblemente, sacó fuerzas de donde no había e hizo una exposición que desconcertó a todos, a un lado y a otro; y ganó más tiempo, fundamental para prepararse la siguiente. Cuando salía de la sala dijo en bajito: gracias, marido pesadilla ¡Qué haría yo sin ti!

viernes, 23 de septiembre de 2016

Nanorrelato nº 436. La cita

Estaba como un flan: nerviosito perdido. Se había echado colonia sobre colonia y sobre colonia. El traje, la corbata y su correspondiente pasador, los zapatos relucientes, el pañuelo bien planchado…todo. Todo repasado al dedillo para causar la mejor impresión posible. Cuando se disponía a salir de la habitación, entró la cuidadora.
<<Don Arturo: su hijo está abajo, esperándole>>
<< ¡Maldita sea! No puedo ir; tengo una cita muy importante. Estos chiquillos siempre vienen en el peor momento>>
<<Pero… ¿con quién se ha citado, si en esta residencia sólo hay hombres?>>
Y guiñándole un ojo, salió directo hacia su deseado destino.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Nanorrelato nº 435. La transmutadora soledad

«¡Solo!», sonó en su cabeza nada más despertarse, produciendo la misma sensación que tiene un perro ante la explosión de un petardo.  «Pero… yo no quiero estar solo», surgió con la velocidad de una incógnita fácil de despejar. «¿Por qué? ¿En qué momento empezó…esto?», siguió con las preguntas buscando una lógica que le llevara a buen puerto. «Tengo que buscar solución. Así no puedo seguir. Yo no me merezco este malestar» Y…de un salto, se levantó y se puso a andar sin rumbo. Iba tan ensimismado en “sus cosas” que un claxon insistente y un grito de ¡Quita chucho! le hizo orillarse más al arcén instintivamente. «¡Fíjate si estaré solo que parece como si fuese un perro abandonado!»

martes, 6 de septiembre de 2016

Nanorrelato nº434. Un(a) fantasma

Érase un fantasma. Un fantasma de verdad, no un fantoche. Vestía una sábana blanca con dos agujeros muy negros a modo de ojos. No eran muy bonitos pero… ¡por algún lado tenía que ver!  Podía, como solución, haber cortado totalmente la parte que cubría su cabeza y haberse hecho una especie de poncho con la sábana, pero al no ser de un tejido más fuerte no le pareció apropiado. Pero su gran problema era la bola que llevaba constantemente atada a su invisible tobillo izquierdo. Quien se la puso aprovechó la ceguera temporal que le produjo cuando le cayó la sábana encima, hasta que hizo los agujeros antes comentados. Sí, en su día o en su siglo que había pasado mucho tiempo de su nueva estructura molecular, miró hacia abajo y la vio: negra, redonda y pesada…y ruidosa, muy ruidosa. Desde entonces siempre se pregunta por qué aquel ser que cubrió ridículamente un cuerpo transparente, que hay que ser retorcido, con una blanquísima sábana, además le ató semejante peso << No te lo preguntes: quítatelo, que no escuchas porque estás bloqueada ¡Yo te ayudo!>> Le volvió a gritar, por enésima vez, una regia y brillante armadura. 

lunes, 5 de septiembre de 2016

Nanorrelato nº 433. Sin saber qué hacer

Llevaba muchísimo tiempo “sin saber qué hacer”. Tanto, tanto…que ni tan si quiera se acordaba del problema que había originado semejante duda, con lo que la situación empeoró al haber dos incógnitas: qué hacer y ¿por qué hacerlo? Dicha aberración existencial degeneró lógicamente en un estancamiento generalizado de todo, de todo… todo. Y, apoyado en el alféizar de su minúscula ventana de su pequeño pisito, del gran arrabal de la enorme ciudad, fue encendiendo una y otra vez miles de cigarrillos con la esperanza de que en cada nuevo que prendía le llegase infusa la doble respuesta, aunque según pasaba el tiempo con sólo una solución se habría conformado. No cuento el final, porque es muy feo.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Nanorrelato nº 432. Volver a comenzar

Poco a poco, casi sin darse cuenta, se fueron vaciando todos los acaramelados frascos de su perfumería (interior). Los distintos ungüentos balsámicos, colonias finísimas tanto de mujer como de caballero y esencias que evocaban  vergeles orientales dignos de otra época, se esfumaron de sus recipientes. En uno de los anaqueles cerebrales, muy cerca del techo, quedaba un pequeño frasquito que contenía una fragancia exquisita. Nuestro protagonista lo “miró” fijamente. Sabía que el concentrado era de una calidad suficientemente buena como para empezar de nuevo “el negocio”, para volver a comenzar. Pero no: lo utilizó para perfumar su nota de despedida.     

jueves, 28 de julio de 2016

Nanorrelato nº 431. Ya...no soy

Érase una mujer abandonada por la poesía. Estaba desesperada ya que, a pesar de intentarlo una y otra vez, esos versos que hasta hacía poquísimo tiempo aparecían sin esfuerzo, no conseguía que brotaran en su cabeza y, en cambio, lo que aterrizaba con suma facilidad eran datos y gráficas. Se concentraba lo mejor que podía imaginando escenas de amor, de desamor, paisajes maravillosos…pero nada: logaritmos neperianos sin sentido se generaban en su bóveda craneal. Cerró los ojos lo más fuerte que pudo intentando a la desesperada las ansiadas estrofas…pero unos aplausos y unos gritos de ¡Presidenta! ¡Presidenta! la hicieron salir del buscado trance << ¡No me acordaba de las elecciones de mañana! ¡Ya… no soy la misma! >>

viernes, 22 de julio de 2016

Nanorrelato nº 430 ¡Viva el hormiguero!

Érase una hormiga que se aburría de su monótono trabajo. Durante mucho tiempo mantuvo esa sensación en secreto; pero un día, mientras transportaba un trozo de chuche hacia su hormiguero, se lo contó a la compañera de al lado, la cual se enfadó muchísimo contestándola que decir eso era menospreciar a toda la colonia, que siempre había sido así la vida de las hormigas y que lo que tendría que estar era orgullosa de ser y hacer lo que miles de generaciones antes habían hecho. Nuestra protagonista no volvió nunca a decir nada a nadie. Siguió realizando sus tareas habituales, y ni tan siquiera al terapeuta de la colmena, cuya función era que todos los componentes de la sociedad estuviesen sanos para que el objetivo colectivo saliese adelante, que la citó en su consulta porque la veía rara, le contó la verdad, ya que como dijo aquel día su compañera de transporte: esa sensación era la traición misma y ella no era una traidora ¡Viva el hormiguero!

miércoles, 6 de julio de 2016

Nanorrelato nº 429. Doblemente eterno

No entendía las palabras. Le sonaban como si un coro de monjes ofertara su canto Gregoriano desde algún lugar lejano y el viento lo trajese incompleto, a borbotones. Se esforzaba por dilucidar algún significado que calmara su ansiedad, pero le era imposible. Y eso le ponía nervioso y le generaba angustia; aunque siempre que ocurría, en breve, una mano cálida y suave le agarraba la suya. Eso sí que lo reconocía. Era la misma, sin duda, que una vez asió inesperadamente hacía muchos años, cuando se declararon amor eterno, que siendo tan jóvenes es doblemente eterno. Los mismos dedos, los mismos dibujos imaginarios en la palma. Los distinguiría sobre cualquier cosa en la Tierra. Volvían las palabras, esta vez mezcladas de pitidos, como alarmas que avisaban de algo.
<< Voy a cambiarle el suero. Quédese el tiempo que quiera. Enseguida les dejo solos .>>

jueves, 23 de junio de 2016

Nanorrelato nº 428. Los mosquitos

Érase una vez un mosquito que luchaba contra otro mosquito. La pelea era atroz. La sangre que acaban de succionar y llenaba sus respectivos abdómenes, debido a los terribles golpes que se producían con sus enhiestas trompas para la liza, salía a borbotones contribuyendo a darle más fiereza, si cabe, al terrible espectáculo. Sus gritos, mezcla de dolor y odio, ensordecían el espacio que ocupaban. Siguieron luchando un buen rato, hasta que uno de ellos cayó muerto. El otro, se apartó un poco del lugar de la lucha para descansar de tal mayúsculo esfuerzo. Tenía una sensación agridulce de la victoria. Miró varias veces a su inerte oponente intentando comprender por qué la muerte se lo había llevado todo, hasta la supuesta felicidad que debería de haberle proporcionado el triunfo. Fue corto el tiempo de reflexión ya que un gorrión que andaba por allí, se lo comió de un picotazo. FIN

viernes, 3 de junio de 2016

Nanorrelato nº 427. Mi Francisca

Nunca había salido del pueblo. No le había hecho falta, ya que las necesidades surgidas en las distintas facetas que se fue encontrando a lo largo de su vida, se fueron solventando con los productos locales. No, no le había hecho falta. Ahora, empapado en sudor bajo el arco de detección de metales sin comprender muy bien porqué le trataban como a esos maleantes de las películas, a pesar de haberse quitado la boina en señal de respeto antes de hablar con el guardia, pensaba en cómo sería esa vida a la que tenía que acudir para cuidar de su nieta, que le saludaba sonriente desde el otro lado << ¡Ojalá estuviese aquí mi Francisca! Ella sí que sabía qué hacer con los problemas modernos>>

jueves, 2 de junio de 2016

Nanorrelato nº426. El delirio...necesario

Un día, normal y corriente por cierto, se preguntó << ¿Qué hago aquí?>> A partir de ese instante la normalidad desapareció. Intentó echar mano de alguna fabulación para contestarse de inmediato, pero no encontró ninguna: había perdido la capacidad de imaginar y todo lo que tenía alrededor adquirió una dimensión material ordinaria. Miró un poco “más allá” a través de la ventana del despacho,  pero sólo encontró la misma vulgaridad. Bueno, sólo una cosa consiguió sobrevivir en su cabeza: esas alas que tantas veces imaginó que le saldrían llegado el momento. Las vio desplegarse raudas en cuanto dejó el alféizar.


A la memoria del  dr. Castilla del Pino, por su magnífico libro “El delirio, un error necesario”

miércoles, 25 de mayo de 2016

Nanorrelato nº 442. Política internacional

Érase un planeta en el que todo el mundo llevaba el pelo al cero. Generación tras generación, el raparse la cabeza habitualmente era una constante jamás cuestionada. Daba igual si en las distintas naciones había monarquías o repúblicas, dictaduras o democracias o cualquier otra forma de gobierno imaginable: todo el mundo se cortaba el pelo. Un día, un poblador de ese planeta, faltó a su cita con el peluquero. Aquello fue tremendo y se hizo viral por las redes. La persona que hizo eso fue entrevistada de inmediato y, estando todo el planeta expectante, respondió: se me olvidó, como estoy enamorado, pues me despisté pensando en otras cosas. Aquella persona tuvo la mala suerte de estar en un país donde existía la pena de muerte y, por ello, fue ejecutada de inmediato. Aunque tengo que añadir que, las democracias que sabían de la dura sentencia antes de ejecutarse, tampoco protestaron enérgicamente. Bueno… ni enérgica ni débilmente ni…nada. Fin. 

viernes, 20 de mayo de 2016

Nanorrelato nº 441. Y se fue

Y uno de los dos, por no sé que misterioso mecanismo bioquímico, mutó. Y se quedaron mirando como dos extraños. Miento, miraba sólo uno, el otro tenía la mirada puesta en otro sitio. Y donde antes había blanco, ahora no había nada. ¡Si tan siquiera hubiese negro habían tenido algo que discutir! Pero… el que no había cambiado analizó lo que ocurría, y se dio cuenta de que no todo era tan material, que no se había producido ninguna transformación celular, no: simplemente, al otro, se le había escapado el alma. Así que… se fue. Fin. (El otro siguió con la mirada perdida)

viernes, 6 de mayo de 2016

Nanorrelato nº 440. El abuelo de la 306

Miraba las fotos una y otra vez. Estaba seguro que era él, pero no conseguía ni por atisbo recordar lo que pensaba en ese momento, en ninguno de los momentos, en ninguna de las instantáneas. Ni la playa, ni la montaña, ni tan siquiera esa nube de algodón dulce que asía con fuerza, le proporcionaban la más mínima pista. Cada vez las pasaba más y más rápido por el nerviosismo que le producía la carencia de recuerdos. Una y otra, una y otra…y: nada de nada. Vacío.
<< ¿Qué le pasa al señor de la 306, que está tan nervioso? >>
<< Pues por  las  fotos. Parece que se agarra a esos instantes…, pero curiosamente, por lo que le he medio entendido, cree que él es el niño que sale a su lado, que debe de ser su hijo ¡Ya podría venir a verle más veces, por cierto! >>

P.D.  A los que se les van escapando sus recuerdos....

miércoles, 27 de abril de 2016

Nanorrelato nº 439. Pii-Pii

Todas las mañanas, antes de bajarse del coche para ir a su puesto de trabajo, tragaba saliva. No era una acción baladí ya que el líquido bucal era realmente una bola muy espesa, que le costaba pasar un ratito no sin esfuerzo. De hecho, se ayudaba mentalmente “engrasándolo” con la foto de sus hijos, sonrientes ellos. Sabía que lo que iba a encontrar dentro era terrible, como todos los días, como todas las semanas…. y que en unos segundos comenzaría una nueva jornada de vejaciones que tenía que aguantar sí o sí, como si de una enfermedad crónica se tratase. Pii-pii, le despedía el correcaminos al cerrar el automóvil con el mando, como si se riese de él << Pero a mí si me agarra el coyote, ya lo creo>>

jueves, 21 de abril de 2016

Nanorrelato nº 438. Otra vez, el chorrito.

De nuevo. Otra vez… ¿quizás la última? <<No lo sé, ¡ojalá!>>. El alma sin sustento carnal por culpa de las imperfectas células que dejaron de crecer, de dividirse, como diría un entendido. Otra vez. De nuevo un simple chorrito de sangre como final de todo. << ¿Por qué yo?>> mejor dicho: ¿Por qué a ti?, martilleaba su cruel subconsciente mientras escuchaba a los múltiples retoños de la vecina gritar como locos por el turno de la play. Otra vez el brutal silencio tras tirar de la cisterna y esa expresión de cansada en el espejo. La vida sigue. Otra vez…será. 

viernes, 15 de abril de 2016

Nanorrelato nº 437. Te estaba esperando

Tan bella pensaba que era, que no se atrevía a abrir el capullo, con el objeto conservar el máximo tiempo posible su flor guarecida hasta que llegase su momento estrella. Ese tiempo posible iba cada vez más pareciéndose a un tiempo infinito, dato que le resaltaban sus compañeras de terreno como de absoluta tontería, porque como le evocaban constantemente, el tiempo de las flores corre mucho más rápido que…el de los humanos, por ejemplo.
                        Cuando Ahmed llegó a la playa, después de jugársela con un mar sin sentimientos, corrió con todas sus fuerzas y, al cabo de unos cientos de metros, se tumbó en el primer trozo de tierra verdoso que más se parecía al jardín que había dejado muy atrás, en su casa. Respiró profundamente y comenzó a llorar, ya que el descanso le recordó que tenía nueve años, algo que le habría matado durante la travesía si no se hubiese comportado como un adulto. Una de las lágrimas cayó sobre nuestra flor de exacerbada autoestima, y, como si de un mágico aldabón se tratara, de golpe se abrió y le mostró todos los pétalos tan magníficamente cuidados. Su alegría fue enorme ya que, esa imagen tan bella calmó su llanto y le infundió la esperanza de proseguir adelante. A él y… a ella, claro.

martes, 12 de abril de 2016

Nanorrelato nº 436. Ella

Confundía el amanecer con la puesta de Sol: no era capaz de discernir si la dorada estrella subía o bajaba. El pasado y el futuro se intercambiaban de forma sarcástica, como si bailaran agarrados y una vez llevara uno y la siguiente el otro. Tampoco distinguía si la barca iba o venía, si la playa se acercaba o alejábase, si los gritos de los que se ahogaban aumentaban o disminuían. No era capaz de nada, salvo de agarrar a su hijo de la ropa, del que tampoco sabía si crecería grande y sano o se transformaría en un insignificante aborto.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Nanorrelato nº435. La otra "playa"

Todo era mentira, o mejor dicho: había sido mentira ya que la verdad, a partir de ese mismísimo instante revelador, inundaba espacio y mente. Tantos siglos de certezas científicas irrefutables, tantas evidencias todavía más fehacientes que las anteriores se mostraron falsas ante lo que estaba viendo: la Tierra era plana. Y como tal geometría, todo caía hacia la nada irremisiblemente arrastrado por el agua de los océanos que, al perder su sustentación, se precipitaba ensordecedora hacia el vacío. Y también nuestro protagonista, claro, ya que su psiquiatra lo que siempre le decía es que iba en una barca cruzando el mar y que con esfuerzo y ánimo llegaría tarde o temprano a la otra “playa”, la que todo el mundo se merecía, la cálida, la buena, la de arena fina, la de la tranquilidad. No le dio tiempo. FIN.

viernes, 26 de febrero de 2016

Nanorrelato nº 434. ¡Cucaracha para siempre!

Tanto leer “La metamorfosis”, que como le ocurrió a ese cántaro que iba a la fuente,  una mañana apareció convertido en una cucaracha. Si la hubiese leído bien, y no a medias, que las prisas son siempre malas y las suposiciones… peor, posiblemente se hubiera transformado en un “insecto horripilante”, como dice la novela, y con otra metamorfosis (la buena de verdad) se hubiese podido convertir en una mariposa. Pero no: se transmutó en una cucaracha, y por ende de nada le sirvió la magistral lección que expide la magnífica novela. ¡Cucaracha para siempre! 

viernes, 22 de enero de 2016

Nanorrelato nº 433. Por listo

Recé a un Dios y al otro, por si acaso llevaban razón los seguidores de ambos respecto a estar en posesión de la auténtica verdad. Nada, no obtuve respuesta. Acudí a psiquiatras que me entregaron los últimos fármacos disponibles, y a amigos verdaderos que aguantaron a “palo seco” mis axiomas. Nada, de nuevo. Hablé conmigo mismo en bajito, susurrándome, para no asustarme, y con mi otro yo a gritos, mirándole a los ojos en el espejo del baño. Negativo-Noviembre. Tomé las drogas psicodislépticas más poderosas para intentar engañar a la realidad y pasé temporadas en las que me alimentaba sólo de agua microfiltrada y alimentos libres de transgénicos a ver si de la extrema pureza obtenía algo. Silencio. Y...un buen día me respondieron todos a la vez y… ¡coincidieron! Peor. Muchísimo peor. No me gustó en absoluto la respuesta. ¡Me está bien empleado por preguntar! FIN.

jueves, 14 de enero de 2016

Nanorrelato nº 432. XJ25 a Nodriza: Cambio

Y, con una sensación de fracaso enorme, el extraterrestre envió un mensaje de recogida urgente antes de haber finalizado su misión en el azulado y malherido planeta. Ya no le quedaba moneda terrícola de ningún tipo con la que paliar a los miles y miles de mendigos algo de su, para él, incomprensible falta de alimentos. También es cierto que sus extremidades estaban ya cansadísimas de excavar refugios para chiquillos ante los bombardeos en guerras que no comprendía de dónde venían. Tampoco le quedaba dinero para proporcionárselo a brillantes investigadores que estaban a un pasito de paliar enfermedades horripilantes erradicadas hacía siglos en su planeta de origen.
«¿Ya quieres regresar? Te van a echar la bronca, no has terminado tu misión», le dijo su compañero de platillo
« No quieren. Esto no tiene arreglo…. aquí no pinto nada. Vayámonos de aquí »