Érase una vez un
mosquito que luchaba contra otro mosquito. La pelea era atroz. La sangre que
acaban de succionar y llenaba sus respectivos abdómenes, debido a los terribles
golpes que se producían con sus enhiestas trompas para la liza, salía a
borbotones contribuyendo a darle más fiereza, si cabe, al terrible espectáculo.
Sus gritos, mezcla de dolor y odio, ensordecían el espacio que ocupaban.
Siguieron luchando un buen rato, hasta que uno de ellos cayó muerto. El otro,
se apartó un poco del lugar de la lucha para descansar de tal mayúsculo
esfuerzo. Tenía una sensación agridulce de la victoria. Miró varias veces a su inerte
oponente intentando comprender por qué la muerte se lo había llevado todo, hasta
la supuesta felicidad que debería de haberle proporcionado el triunfo. Fue corto
el tiempo de reflexión ya que un gorrión que andaba por allí, se lo comió de un
picotazo. FIN
Tanto luchar, padecer y pisar a otros para tratar de sobrevivir, cuando siempre hay alguien más grande.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro
Así es colega. Un abrazo y muchas gracias Ángel
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