No sabía si escribir la carta con el bolígrafo azul o con el negro. Pensaba que las palabras que podrían salir de uno o de otro podrían ser tan dispares, que incluso variaran el contenido y, lo peor de todo, la finalidad de la carta. Estuvo largo tiempo pensándolo, meditándolo, como si fuera la decisión más trascendente de su vida, hasta que se decidió. Ojala hubiera elegido el azul, pienso yo, ya que de color negro era la letra que leyó el juez cuando le entregaron la misiva. Que carta de amor, de amor azul, más bonita habría salido. Estoy seguro.
Dibujo realizado por el pintor Jesús Oliván
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