Y entró en su casa. Y supo que era la suya no por su aspecto externo conocido, ni por el color de la puerta, ni tan siquiera por los objetos personales que la rellenaban. No. Fue la sonrisa alojada en su estómago la que le dijo que ya había llegado.
Dibujo realizado por el pintor Jesús Oliván
Tener una buena casa no consiste en que sea muy grande ni esté muy bien decorada. basta con que uno esté a gusto en ella.
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