Por fin te encontré. Y ahora que lo he hecho…no me acuerdo de lo que tenía que decirte, pero debería de ser importantísimo pues llevo toda la vida buscándote. Así que, aunque sea sólo por eso, por la magnitud de la espera, deberías escucharme ¡Te encontré! ¡Madre mía! Cómo es posible que te hayas escabullido tanto tiempo y ahora, aquí, los dos parados uno enfrente del otro. No, no desesperes que ya me acordaré de lo que tenía que…arrojarte. ¿Cómo qué te deje en paz? ¿Cómo qué te deje marchar, con lo que he tardado en dar contigo? ¿Cómo qué a quién tenía que haber buscado es a otro? ¿Cómo qué yo? ¡Ahora me acuerdo sinvergüenza! No… es mentira, pero no te vayas.
Obra del pintor Andrés Calderón Sánchez
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