Llegó un momento en su vida en el cual no era capaz de saber a ciencia cierta la edad que tenía. No es que no supiera el año en que nació, no. Lo que le ocurría es que toda su vida había pensado que lo correcto, lo no patológico, era que existía una correlación exacta entre la edad real y los años que uno cree que tiene. Y eso no era así, ella se lo había demostrado día tras día, a pesar de su tozudez en defender semejante hipótesis. ¿Qué quién es ella? Pues ella, la felicidad.
Dibujo realizado por el pintor Jesús Oliván
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