Y un buen día una pregunta eclosionó en su cabeza: << ¿Soy bueno o malo?>>
A primera vista le pareció una cuestión trivial, de hecho tuvo un impulso casi instantáneo de contestarla, pero un segundo de duda surgido quizá de la prudencia, abrieron un abanico de posibilidades que embarraron dicha inmediatez inicial. Lo siguiente que amaneció fue el pedir ayuda, pero << ¿A quién? >> Era lógico pensar que en función de la persona a la que le formulara la pregunta, sobre todo dependiendo de cómo hubiera interaccionado con ella mejor dicho, la respuesta sería de un signo u otro. Así que volvía a estar solo. Y le llegó la respuesta: << Claro, está bien claro. Estoy solo >>
Me ha parecido un micro buenisimo, y de una gran profundidad. ¿Soy bueno o malo? No, lo único que ocurre es que está solo. Genial
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