El cansancio la hizo tumbarse. Quedó como muerta. Se hizo muy chiquitina mientras llegaba al suelo. Allí se detuvo...y volvió de nuevo a levantarse y a hacerse grande, muy grande. Y comenzó a brillar, exactamente con la misma intensidad que tenía justo antes de caer. Y volvió a ser una estrella y las personas con cara y aspecto de barco, que ya daban todo por perdido y se habían abandonado a la desesperación, la vieron. Y empezaron a navegar bajo su luz. Y se rió. Y la luz miró hacia atrás, para disfrutar de su sonrisa.
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