Yo
he mejorado, se dijo en bajito poniéndose colorado de la vergüenza tan tremenda
que sintió al verbalizar esa afirmación…, ¡con la que estaba cayendo!, pero
siguió su razonamiento hasta el final, hasta las últimas consecuencias como
siempre había hecho, por cierto, con todas y cada una de las cosas que influían
en su vida. Si, por ejemplo, veía a alguien, que cada vez iban mejor vestidos
se fijaba, rebuscar en la basura en silencio, automáticamente eso le costaba
quince días de no salir de casa por la mochila que le había clonado a dicho individuo
y se había colgado sin mediar palabra. Su médico parecía un estibador ya que no
hacía otra cosa que descolgar cargas y cargas, explicándole que él no era el
responsable de nada. Pero era muy cabezón, y como empecé al principio, había
mejorado, se encontraba más libre, que digo libre…,infinitamente más libre con
la mascarilla quirúrgica puesta siempre, ya que podía hacer algo que no podía
evitar y era hablar solo, sin que nadie le mirara raro y se apartara. Ahora
siempre estaba a dos metros de cualquier persona, ¡como todo el mundo!, nadie
le rechazaba, ninguna persona cogía rápidamente a su hijo y se lo escondía
detrás, lo más lejos de él, cuando le veían hablar. He mejorado,volvió a
repetir poniéndose más colorado, si cabe.
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