Un excelente día se puso a
caminar. Bueno…mejor dicho y para no ser exagerado: un día cualquiera empezó a
andar. Era lo que todo el mundo (muy preocupado) quería, que caminara, que avanzara de una vez, que ya estaba bien, que quedarse
parado no sirve de nada, que la vida es ir siempre hacia delante. Bien,
pues armándose de valor y realizando un esfuerzo (¿sobrehumano?) lo hizo. La
primera vez dio unos pasos temblorosos que provocaron el júbilo de los que ‘le
querían’. Poco a poco, con tesón y esfuerzo esos incipientes movimientos
inestables se fueron convirtiendo en zancadas seguras, firmes, hasta tener por
completo dominada la ‘técnica’ y ofrecer ya, sin pensarlo, paseos que eran la
delicia de todo el mundo.
<< Mira que son graciosos
estos perritos que andan sobre dos piernas como si fueran hombres, ¿verdad, hijos? Después vienen los leones…>>
Buen número, este 450, y buen relato. Tú no dejes de andar con las letras, Pedro. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, amigo. ¡Cada vez me cuesta más! Un abrazo.
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