Un día, pero no un día cualquiera, ojeando aburrida una revista, apareció ante ella una fotografía que contenía una frontera con una aduana indeterminada de una guerra cualquiera, y una mujer especial a cuestas con tres de sus hijos vivos << Si ella pudo yo también >> Se levantó rápida, con decisión, a paso veloz hacia el baño, dejando por el camino las purulentas zapatillas de “estar en casa”, para observarse en el espejo. Por primera vez (y última), los moratones no eran parte del maquillaje. No, tenían la misma tonalidad que el cielo que cubría el confín antaño rebasado por su colega. << Hoy mismo cruzaré >>
Decisión difícil y única en tanto que vital. Va por ellas, las compañeras de viaje.
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