Cuando fue consciente de que aquel conjuro que leyó a modo de broma, sin darle excesiva importancia, le había transformado en algo, lo primero que hizo no fue desesperarse, ya que siempre había deseado ser otra cosa, sino ir hacia algún espejo de la casa para ver de primera mano en que se había convertido. Llegó al baño pero le fue imposible alcanzar la altura necesaria para observarse, con lo que pensó que su tamaño era mucho más pequeño que el original ya que no podía interactuar con los objetos habituales << ¿Qué seré? ¿Un águila, un halcón?>> La duda fue despejada al mirar hacia atrás y no verse ningún ala ni nada que se le pareciera. <<Pero… Un insecto a secas ¡un insecto!>>
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