Era una ardilla muy
ordenada. Su madriguera había pasado sin problemas la ISO, cuando iba a buscar
una nuez y la escondía lo tenía perfectamente escrito en un protocolo que
revisaba cada seis meses y a la hora de entablar amistad con otras de su
especie, seguía al pie de la letra las debilidades, amenazas, fortalezas y
oportunidades de la nueva incorporación para ¡evitar sorpresas, vamos! Estaba tan orgullosa de su forma de actuar
que se vino arriba y colgó el brillante y llamativo marchamo del último.., no
estoy seguro pero creo que era el EFQM, lo cual fue la llamada perfecta a un
zorro, tremendamente desordenado he de añadir, para encontrarla y comérsela de
un bocado, sin ningún orden, ni fase ,ni pensando en nada, salvo en engullirla.
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