Corría el año 1017 en una pequeña
aldea vikinga. Sus componentes masculinos, cuando lo consideraban, montaban en
su flamante barco e iban a saquear pueblos lejanos. Nuestro protagonista,
Asbjorn, era un vikingo de pura cepa, sólo que la espada la llevaba de adorno.
Su arma real era la lira, y durante el viaje de ida y el de vuelta, animaba a
sus compañeros en su ardua tarea. Pero realmente Asbjorn estaba un poco harto
de su cometido ya que tenía la sensación de que era algo parecido al hilo
musical, que hace más liviano el trabajo pero que nadie le da importancia. Y
Asbjorn tocaba y recitaba a lo más importante de su vida: el amor y el desamor.
Claro, el siempre bajaba el último en los ataques (así se lo había ordenado el
capitán) y cuando llegaba a la saqueada
aldea con su lira, en las mujeres y hombres a los que acababan de robar todo
sus colegas, no despertaban mucho interés sus rimas amorosas. Así que a la
vuelta de uno de los viajes, le contó al hechicero su problema, y éste, que era
un mago acojonante, le proporcionó una pócima para que se adelantara mil años
exactamente y viera si en esa época futura su arte tendría mayor consideración
<<Algún día estos bárbaros dejarán de saquear. Mira a ver si eso es
cierto. Yo creo que te irá bien. De hecho te doy un segundo frasco de poción
por si decides quedarte allí para siempre>> Y allí fue Asbjorn, al 2017.
<< ¿Ya estás aquí? Cuéntame, ¿cómo es el futuro? >> Y nuestro
vikingo poeta le relató que le habían llamado perroflauta, que: ¡cómo iba por ahí con una lira!; y que un niño,
cuando decidió volverse a su época y tiró la pócima de la permanencia a un río,
le dijo que era un sinvergüenza porque eso se deja en el contenedor de
orgánicos. <<Malos tiempos…siempre, para los poetas, pues>>, exclamó
el mago.
Cada época tiene sus costumbres, y hay personas y personajes que nunca parecen encajar del todo en ninguna.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro
Sin duda!!! Un abrazo, amigo.
Eliminar¿El problema de Asbjorn era más espacio que tiempo? Le hubiera ido mejor en la corte o en una plaza que en un barco de guerra, o en un conservatorio en lugar de un museo...
ResponderEliminarClaro que entonces nos hubiéramos perdido la gracia del contenedor de orgánicos :)
Saludos!