Una vez, en un viejo pañuelo,
fueron a encontrarse una lágrima y una gota de lluvia . En un primer instante no
se dijeron nada, pero al poco empezaron cada una a esgrimir sus poderosas
razones de posesión de la tela.
— Este pañuelo es de mi propiedad, ya que el dueño se
secó en él el resultado de un desastre amoroso, que soy yo.
— De eso nada. Este pañuelo fue tirado en la calle y yo,
caída del cielo, fui a posarme en él. Por tanto es mío.
Después de un buen rato
discutiendo, oyeron un grito desesperado:<< ¡Dejadme en paz. Respetad mi
silencio y…mi soledad! >> Les dijo el pañuelo, que empezaba a ser agitado
por el viento de la madrugada.
Cosas que ocurren en nuestro mundo interior sin que nos demos cuenta.
ResponderEliminarSiempre imaginativo.
Un abrazo, Pedro
Gracias, amigo mío. Un abrazo.
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