Por fin alguien le dijo la verdad, pero…, la verdad. Insisto en el vocablo porque era la verdad, de verdad. Así que, en el momento menos esperado: atracón existencial. Una vez que le fue transmitida la receta su reacción no fue especialmente escandalosa, ni lloró, ni gritó…, ni se desesperó. ¿Reír? ¿Saltar? ¿Emoción? Que… ¿por qué no? Pues la cosa está clarísima: era la verdad.
Óleo sobre lienzo (46 x 38) |
Pero,¿Era la verdad o la verdad que él pensaba como verdad? ¿Era una verdad prismática (depende el ángulo del prisma) o era algo tangible? , sin rodeos, ¿era la auténtica verdad?
ResponderEliminarAceptación...es la única reacción ante la verdad. Más cuando la verdad nos es incomprensible, entonces nos dejamos evangelizar...No sea que nos de por pensar y lloremos,gritemos... desesperemos.
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