Lo intentó de nuevo. Se acercó, como siempre, lentamente, con cuidado, casi de puntillas; y allí estaba otra vez, sí, frente al espejo. Cerró y abrió los ojos varias veces. Se tapó la cara con las manos para, en un ratito, abrirlas de par en par como si de un libro se tratase; un libro que siempre se abría por la misma página. Cerró las tapas, intencionadamente, ya que las lágrimas nunca se han llevado bien con el papel. <<A ver si la próxima vez se han borrado las letras y puedo volver a escribir…, de nuevo >>
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