La mirada era tan intensa que el cuello a duras penas podía sostener la cabeza ya que lo normal, lo habitual, lo cotidiano, fueron pasando a la categoría de imposible, de inalcanzable. Todas las ilusiones, todos los secretos imprescindibles transmitidos de padres a hijos desde tiempos inmemoriales, todos las oraciones, todos los susurros, todo lo que es sólido, todo lo que debería ser…,de repente no es. No hay desolación mayor que la que oferta el vacío con su execrable gama de cuatro formas: picas, tréboles, corazones…diamantes.
Óleo del pintor chileno Mauro Olivos |
Pedro, de verdad muy bueno, de verdad, creo que en tu cuento esta claramente expresado en palabras lo que yo he tratado de decir con mis colores, de verdad que ni un chilote lo habria dicho mejor, pareces un habitante de la isla y que entendieras tan bien lo que pasa alli.
ResponderEliminarfelicitaciones y muchas gracias por tomar mi obra para tus relatos
Mauro Olivos
Gracias a ti Mauro.Un abrazo
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