Un día, de golpe, se quedó medio tonto mirando una flor. Digo medio tonto porque fue el calificativo más repetido en su entorno, saltando de boca en boca. Bueno…para ser justo he de añadir que no de los más allegados. No, esos no decían nada, y si hablaban algo siempre eran términos médicos que imbuían el suficiente respeto que se merecía su familiar. ¿Qué tendría aquella flor? Pues nos quedaremos sin saberlo ya que, como he dicho anteriormente, se quedó medio tonto.
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