Se despertó tranquilo y miró
hacia el techo; casi de inmediato se dio la vuelta con el propósito de volver a
conciliar el sueño. No tenía prisa, ni para levantarse, ni para dormirse. De
pronto, le asaltó suavemente la respuesta que un día le ofertó su
mujer:<<La gama de colores lo dirá>> ante la pregunta <<
¿Crees que soy el hombre de tu vida?>> Estuvo años y años interrogándola
por el significado de aquello, a lo que ella jamás le respondió << ¡Que
cabezona!>>Se dio la vuelta, de nuevo, buscando una posición más cómoda y
al acabar el giro vio sus plateados cabellos desordenados en la almohada y
recordó como habían ido virando desde el negro más azabache y…, la respuesta
vino flotando. Volvió a dormirse con el silencioso arrullo del argénteo
reflejo.
Las mujeres, esas personas sabias, que suelen darnos unas cuantas vueltas en más de una cosa.
ResponderEliminarLlevaba tiempo sin leerte y me alegro de hacerlo.
Un abrazo, Pedro