Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


viernes, 23 de octubre de 2015

Nanorrelato nº 421. El adivino

Érase un buen adivino. Ante él se presentó nuestro protagonista. Y…le preguntó sin miedo. Y…le contesto francamente, con cierto temor eso sí. A partir de ese momento, intentó desesperadamente alterar lo que el magnífico agorero adelantó. Hasta que cayó rendido de cansancio e hizo lo que le habían revelado: se quitó la vida. Y el adivino continuó siendo lo que era, un adivino, pero en una mudanza se rajó, y por significar dicho acto mala suerte para siete años, acabó en la basura, que es el sitio donde tarde o temprano acaban esos videntes.

2 comentarios:

  1. Al final el tiempo pone a cada uno en su sitio, si bien, las supersticiones se mantendrán mientras alguien crea en ellas.
    Un abrazo, Pedro

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    1. El problema es que te lo diga el espejo....y le hagas caso. Casi prefiero las supersticiones!!!!! Un abrazo muy fuerte, Ángel.

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