— ¿Has visto a ese tipo, Dextro?
— Sí, Levo.
— ¡Por las barbas de un tigre neptuniano…!
— Ya. No le mires. Es mejor.
— Voy a pasarle el escáner.
— Bueno…
— ¡Caramba! No tiene ninguna enfermedad incurable, ni ninguna desgracia familiar, ni nada habitual en los humanos con esa expresión ¿De dónde le vendrá esa desesperación? Ummmh…voy a penetrar en su cabeza mediante el lector de encéfalos. Ya es por curiosidad…
— Te dije que no le miraras. Haz lo que quieras. Ya verás…
— Pero ¿cómo es posible? Madre mía lo que acaba de desencriptar el lector.
— Mira que te lo llevo avisando rato y rato. No hay más que verle para darse cuenta de que…me voy al baño. Tengo ganas de vomitar.
— Bien.
……
— Ya estoy aquí. Me he tenido que tomar un primperan venusiano.
— Siguiendo con el tema, Dextro, así no le podemos dejar. Ese tipo, ahora me acuerdo de otro viaje, antes tenía un proyecto y era medianamente feliz.
— Está bien. Pero hazlo rápido y borra el informe, que luego nos dicen en la Comandancia que si “jugamos a ser dioses”
— La verdad, Dextro, es que ya lo desintegré mientras estabas en el baño.
— Lo sabía. Por eso me fui. Venga, borra los datos y justifica el disparo láser con cualquier cosa.
— Ahora mismo.
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