Primero
fue la vergüenza. Después, el compromiso. Seguidamente, la seriedad. Ética,
palabra, verdad, responsabilidad, promesa y juramento carecieron de sentido y
como que “no pegaban” en ninguna conversación, y poco a poco desaparecieron
como si fuesen descriptivas de antiguos oficios ya inexistentes. Y apareció el
doble humano, una cosa y la contraria, por la mañana de ideas democráticas
inamovibles y por la tarde del Ku Klux Klan, por ejemplo. Y, como era lo
normal, pues todo el mundo se desdobló en lo que pudo. Unos por la mañana eran
maridos ejemplares y por la tarde puteros indomables. Otros, obreros
convencidos de su clase para después desear tener cien apellidos nobles.
Gobernantes que se les ponían los ojos vidriosos por la mañana hablando de la
paz entre naciones, para por la tarde tirar toneladas de Napalm sobre población
civil…« ¡Pero si siempre ha sido así, todo ello es inherente a la raza
humana y por ende a su condición » (Acabo de pasar de humano idealista a realista,
que ya es por la tarde)
Un trocito de....
"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner
domingo, 5 de junio de 2022
Nanorrelato Nº656. Mañana y tarde
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