Llevan yo que sé las décadas, que digo décadas, siglos, sin ponerse de acuerdo en
quién es realmente la Monna Lisa. Que si la esposa de Francesco del Giocondo,
que si una mujer de la familia Sforza, que si una cortesana de la época muy
apreciada. Pero un día un becario de la noble profesión de restaurador, un
chico muy listo, ante un ataque con tarta que recibió el famoso cuadro, se
quedó hasta tarde estudiando cómo abordar el pequeño destrozo azucarado. Se dio
cuenta de que había una carga de barniz muy oscuro y, como becario valiente y
sin miedo, procedió a quitar. Y, ¡Zas!, debajo del barniz de quinientos años de
edad, apareció un troncho digno del mejor relato de Bukowski. Viendo la que le
podía caer encima, volvió cuidadosamente a embadurnar de negruzco barniz el enorme rabo escondido
durante cinco siglos.
―¿Y tú
por qué llevas la cara de Leonardo da Vinci en la bandera LGTBI.
―No me
creerías…seguro.
Divertido, desenfadado y original. Llevaba tiempo sin leerte y me gusta mucho hacerlo. Felicidades por "La fosa", que sé que triunfa. Un abrazo, Pedro
ResponderEliminarGracias, amigo!!! Un abrazo enorme
Eliminar