Érase un halcón disecado que, aunque ustedes no lo crean, estaba con vida. Como no se movía, nadie se
percataba de su existencia y por tanto oía y veía todo tipo de comentarios y de
escenas que de ninguna forma habría sido partícipe si hubiese podido volar como antaño, o le hubiesen preservado correctamente. Al principio, nada más
producirse la incorrecta e injusta momificación, le sorprendía muchísimo las
palabras que vertían los humanos que estaban cerca de él, pero acabó por
acostumbrarse, y por ende su expresión era de absoluta indiferencia. Un día, su
disecador se le acercó lentamente y le dijo: alégrate que ya eres como muchos
humanos y eso es estar en lo más alto de la cúspide evolutiva. Recuerda que
disecar es preparar a animales muertos
para que conserven la apariencia de cuando estaban vivos. ¡Que buen
taxidermista soy! ¡Que buen humanizador!
¡Que suerte has tenido!
Sospecho que no es casualidad que el hombre sea " humanizador " y se dedique a tal crueldad. Macabro y fabuloso, mucho talento en este blog.
ResponderEliminarSaludos.
Ya sabes, Taty....el hombre. Gracias por tus amables y reconstituyentes palabras
EliminarYa sabes Taty....el hombre. Muchas gracias por tus amables y reconstituyentes palabras.
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