Los había leído todos. Y hasta
alguno de ellos varias veces, para exprimir cualquier mensaje secreto que se le
hubiese escapado en su búsqueda de la adaptabilidad. Si se hubiese publicitado,
sería uno de los máximos referentes en libros de autoayuda. Tenía la casa llena
de postits que rezaban mensajes del estilo “Hoy es único”, “Claro que puedes” o
“Ahora empieza todo”. Cada vez que se asomaba a un espejo, verbalizaba con la
imagen allí mostrada: “tú eres el mejor. A por todas”. En la nevera, alimentos
que de ninguna manera proporcionaban metabolitos tóxicos que agravaran su
estado. Crema hidratante para las rozaduras de la mascarilla de nivel 2 para filtrar todos los
gases, tanto invernadero como de entretiempo. Hasta consiguió una bala de
material reciclable para evitar contaminar el mundo con las clásicas de plomo.
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