Otra
puerta cerrada. Vuelta atrás. Otro pasillo, de distinto color que el
anteriormente recorrido, pero… pasillo. La sorpresa que otrora le producía los
distintos colores que iba encontrando, había desaparecido hacía ya muchos
kilómetros. Al final se veía una puerta ¿Sería ésta? ¿Estaría abierta? Pues no:
también cerrada. Vuelta a la derecha y…otro pasillo. Y otra puerta. Cerrada.
<<No
me va a quedar más remedio que utilizar “la llave”. Ya no puedo más>>
Y…los
barbitúricos fueron introducidos muy (muy) despacio en su cerradura.
A
Marilyn Monroe
Acrílico y esmalte sintético sobre lienzo (92 x 73) |
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