Estoy dentro, bueno, ya estoy arriba. He tenido suerte, tengo donde elegir, hay varios asientos vacíos. Surge la primera duda: ¿dará igual donde me siente? ¿Mí destino será el mismo? ¿No cambiará nada? ¿No cambiaré yo? Me acomodo en el que he decidido será el mejor asiento, para el mejor final. Las estaciones van pasando y, aunque no se lo pueda contar a nadie, son distintas, mi asiento las hace distintas. Llego a mi destino y allí está ella, con la sonrisa iluminando el andén. Gracias a mi asiento todo ha terminado bien. << ¿Nos vamos al cine?>>
Para tensión la de buscar tu asiento en el cine y que esté ocupado y encima una persona con muletas
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