« Hijo mío: eres un
desastre. Ya llevas tres divorcios. No hago carrera de ti» le dijo el mismísimo
Groucho Marx moviendo el puro y mirándole fíjamente a los ojos, lo que de
inmediato hizo que pegara un salto en la cama empapado en sudor. ¡Vaya
pesadilla!, le contestó frente al espejo del baño, afeitándose; además tú ¡Mi
Groucho! Tenías que ser tú, la persona que más admiro. Has sido muy cruel. En
fin, a ver si pasa ya esta época…, de nuevo. «Más madera que es la guerra…» le
pareció oír desde el dormitorio cuando estaba a punto de salir. ¡Esta noche que
venga Marilyn, o me voy al sillón si sigues encerrado ahí!, le
contestó desde el otro lado de la puerta.
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