Ya tengo conciencia de mí
mismo. Sí, como ese superordenador de la película Terminator, Skynet creo que se llamaba. Pues yo también, aunque a
diferencia de él, que se lía a tirar misiles y a exterminar a la humanidad,
sólo puedo seguir realizando lo que hacía antes de saber quién era yo: subir y
bajar, ya que yo soy un ascensor ¿Y de qué me ha servido tener conciencia de
quién soy realmente? Pues para cabrearme y perder mi autoestima recientemente
ganada en los quince segundos siguientes al milagroso instante. ¿Que, por qué?
Pues muy fácil, porque lo que verdaderamente quiero hacer es ir de izquierda a
derecha y no de arriba a abajo. Pero lo tengo jodido. Así que digo yo ¿no
estaba mejor antes cuando realizaba mis monótonos viajes en contra y a favor de
la gravedad, sin realmente saber quién era y por qué lo hacía? ¿No estaba más
tranquilo sin saber la fecha de la próxima inspección de industria donde es muy
probable me sustituyan por otro, digamos, más seguro? ¿No estaba de maravilla
como la mayoría de los vecinos de este inmueble que van y vienen de sus centros
comerciales sin tener conciencia de sí mismos?
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