Érase una vez un
señor que decidió, con sólo la mitad exacta conservada de sus facultades
mentales, dos cosas importantísimas a la vez: dejar de fumar y quitarse la vida.
<<Perdone señorita, para mí es muy importante que me reciba ese día el
médico de tabaquismo. Necesito empezar a dejar de fumar ese día exacto. ¡Tiene
que ser ese día! Por favor, hágame caso>> Un hueco repentino en la agenda
del neumólogo hizo posible su deseo. Con lo que, después de la consulta, fue a
la farmacia a por las medicinas que acababan de recetarle para que le quitasen
un poco la ansiedad en su duro proceso. Se tomó su pastilla y… así se encerró
en su coche después de conectar el tubo de escape con el habitáculo mediante la
manguera que acababa de comprar en la ferretería que (cómodamente) estaba al
lado de la farmacia ¡Siempre le había sorprendido esa forma de suicidarse “a la
americana”! <<Por fin he conseguido algo importante en mi vida. No todo
han sido fracasos>>, fue su último pensamiento…y muy feliz, de hecho.
FIN.
Un hombre que pensaba que su vida carecería de sentido si dejaba de fumar, de ahí que no fuera casualidad que su forma de pasar al otro barrio consistiera en un atracón de humo.
ResponderEliminarOtra perla de las tuyas, como las del Velocirraptor, que son una gozada, ya casi llevo la mitad.
Un abrazo
Muchas gracias,Angel. Un abrazo muy fuerte. Da gusto escribir contigo.
EliminarMuchas gracias,Angel. Un abrazo muy fuerte. Da gusto escribir contigo.
EliminarNo dejes de hacerlo, Pedro.
EliminarGracias. Un saludo
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