Y millones de luciérnagas
aparecieron de pronto, y la oscuridad dejó de inmediato su papel protagonista,
para desaparecer. Y todo empezó a tener sentido, aunque ya era tarde. Y el
cansancio, ante todas esos millones de bombillitas, desapareció. Y llegó la
tranquilidad, “esa” que tanto había anhelado y que… sólo así, se puede obtener. ¡Qué mala suerte! Y… ¡Suerte!
A la memoria de Aaron Swartz
Pedro, creo que es un relato muy complejo, me refiero a que hay que saber algo de la vida y de las frases de Swartz para captarlo en su totalidad, yo mismo no sé si lo estoy entendiendo bien.
ResponderEliminarLo mejor de todo esto es que tú haces lo que deberíamos hacer todos los que amamos las letras: tratarlas tan bien y sin que nos importe si nos entienden del todo.
Un fuerte abrazo.
HD
Gracias Humberto. Cuando lo escribí me centré en él, en una de sus frases célebres, y sobre todo en sus 26 años. Ese número tan "pequeño" fue el que me obligó a escribirlo. Gracias otra vez.
Eliminar