Era muy jodido ser juez; serlo en todas las caras del poliedro que
implica su profesión. Las amenazas eran muy grandes, aunque realmente no eran amenazas,
sino datos reales de que si iba ‘por ahí’ ese puesto que con el que había
soñado se disolvería como un azucarillo. Él era humano, con todo lo que eso
conlleva, como por ejemplo pensar de pronto «¡A la mierda, si nadie me lo va a agradecer!»
Pero en seguida le venía a su estudiada cabeza el color verde que le recordaba cuando
estudiaba al calor de un infiernillo, ese color verde del estropajo ajado de su
madre con el que nunca flaqueó y tenía todo como los chorros del oro. Y con ese recuerdo firmó lo que sentenció a la par
que el azucarillo desaparecía en una de sus cultivadas, y llenas de leyes, circunvoluciones.
Un trocito de....
"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner
domingo, 8 de mayo de 2022
Nanorrelato Nº 653. Ese color verde..
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