En su congreso mundial, los antropólogos no se ponían de acuerdo en el nombre de la nueva especie. Con las otras fue relativamente fácil: si hacían instrumentos pues “habilis”, por lo hábiles; si iban erguidos, “erectus” …y así. Pero las características de esta nueva especie, que eran: salvar bancos, darles igual los desahucios, importarles una mierda la gente que huye de las guerras, creer mentiras a pies juntillas, decir que las vacunas matan, ignorar el cambio climático, poner en el poder a políticos corruptos…entre otras, no hacían fácil encontrar esa característica más destacable que definiese a la especie en su conjunto.
«¡Homo mierdus!», gritó un becario.
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